El reflejo de Drácula

Hace unas semanas llegó a su fin “Drácula”, una excelente adaptación de la novela de Bram Stoker, dirigida y adaptada por Jorge Castro en el Teatro La Plaza. No es otra historia de vampiros, sino el argumento primigenio sobre el que se basa la mayoría de las películas exhibidas en los cines. Un clásico de terror que combina el amor limpio y puro, el horror ante lo desconocido, la ambición por la eterna juventud a cambio de la sangre de inocentes, la seducción y el erotismo.
“Drácula” nos revela los diversos rostros de los seres malignos que, revestidos de belleza e inteligencia, seducen a sus víctimas hasta aniquilarlos. Es preciso destacar la calidad interpretativa del elenco, encabezado por Roberto Moll, talentoso actor radicado en Venezuela hasta hace poco. Su papel como Van Helsing –interpretado en el cine por Peter Cushing y Anthony Hopkins– nos describe al doctor en Medicina, Leyes y Letras, quien ayuda a Jack Seward a acabar con el vampiro que perturbó la vida de sus amigos.
Muy enamoradas de sus novios lucieron Lizet Chávez y Wendy Vásquez, quienes encarnaron a Lucy y Mina, respectivamente. Dos jóvenes con planes de matrimonio que son seducidas por el perverso conde mediante el sueño o la inconsciencia. Miguel Iza nos presentó un Drácula, algunas veces, decrépito y, en otras, más bien, joven y vigoroso, pero siempre misterioso y seductor.
Pietro Sibille interpretó a Renfield, un enfermo mental convertido en siervo, imaginaria o realmente, de un ser maligno, tal vez, Drácula o el mismo demonio. Su participación dio un toque de humor al montaje, lo que repentinamente nos sacaba de la tensa atmósfera presente a lo largo de la puesta.
Desde un inicio, la escenografía y las luces nos introducen en el ambiente medieval de la historia. Paredes oscuras, un antiguo candelabro, dos entradas que sirvieron de pasadizos secretos del castillo del Conde, a los que se agregaban barrotes para estar en el dormitorio de Lucy y Mina, o la habitación-celda del manicomio del Dr. Seward, por citar algunos ejemplos.
La oscuridad sirvió para cambiar de locación y, además, como efecto que acentuaba el dramatismo de algunas escenas. En especial, aquella en la que Drácula hunde sus colmillos en el cuello perfecto de Lucy. La coreografía estuvo a cargo de la reconocida Mirella Carbone, quien dirigió a las bellas, sensuales y maléficas draculinas interpretadas por Kareen Spano, Lita Baluarte y Anaí Mujica. Un gran trabajo y una buena historia que resultaron imperdibles para los amantes de un clásico de terror.

Ficha técnica
“Drácula”, de Bram Stoker
Dirección y adaptación: Jorge Castro
Actúan: Miguel Iza, Roberto Moll, Wendy Vásquez, César Ritter, Pietro Sibille, Lizet Chávez, Eduardo Camino, Gonzalo Molina, Kareen Spano, Lita Baluarte y Anaí Mujica.
Lugar: Teatro La Plaza

ADA LANDEO
Crítica Teatral Sanmarquina

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