Sobre:
“EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES”
Josep
María Miró Coromina (Barcelona, 1977) se graduó en el Institut del Teatre de
Barcelona. En el 2009 inicia su carrera como director y dramaturgo. Tiene más
de 30 obras de teatro entre las que destacan: “El cuerpo más bonito que se
habrá encontrado en este lugar” (2020), “La habitación blanca” (2020), “Tiempo
salvaje” (2017) y “El Principio de Arquímedes” (2011).
El
título podría llevarnos a pensar que toda verdad sale a la luz si elimina
aquellos eventos que le impiden hacerlo en referencia al principio de
Arquímedes que señala que todo objeto siempre sale a la superficie si elimina
aquello que le impide hacerlo (el principio habla sobre el fluido desalojado).
Se
propone un uso particular de las acotaciones que genera fraccionamiento,
misterio y también muestra cómo se va desentrañando la verdad o las posiciones
sobre ella. La fragmentación de los episodios, cuadros genera suspenso que
luego se retoma a lo largo de la trama. También se puede observar un uso
particular de las pausas que señalan cambios, transiciones en los estados de
ánimo, roles, posiciones.
El
texto muestra a nivel de estructura el encuentro de discursos cotidianos (una
escuela de natación, conversaciones de amigos y colegas, relaciones
interpersonales y profesionales) con discursos del problema a resolver; poco a
poco este universo acuático se empieza a llenar de las pistas del conflicto que
se va a desarrollar a lo largo de la obra. A
Jordi (Fernando Luque) le gusta romper las reglas. La evasión es lo que lo
caracteriza. Tiene problemas con la ley y sus imposiciones. Está del lado de
los que no la defienden, los que no les gusta la ley, no están de acuerdo.
Como
diría él: cómo defender algo que tú no has escrito. Y aquí encontramos las dos
caras de una moneda: Jordi y Héctor (Óscar Beltrán), su compañero de trabajo,
uno que se salta las reglas y el otro que, si bien ríe ante las ocurrencias de
Jordi, intenta seguir las reglas. No obstante,
frente a Anna (Sandra Bernasconi), la dueña de la academia, Jordi se muestra
evasivo, huyendo y evitando la confrontación y ella rodea, arrincona y acusa
finalmente sin mucha seguridad pues no sabe exactamente cómo se desarrollaron
los hechos. La
pregunta es: ¿La sociedad se ha vuelto menos abierta y más conservadora; más a
la defensiva o más violenta? El autor busca que el espectador descifre el
enigma. La ruptura de los mensajes, a qué se refiere, lo oscuro que pueden ser
las palabras para ser descifradas en contexto.
La
fragmentación del texto, las medias verdades y medias mentiras. Efecto de la
repetición de los textos, con la suspensión en las primeras escenas y el
retomar en las siguientes desde otra perspectiva o terminando la idea que se
empezó escenas anteriores. Reflejar
lo que nos pasa en la mente con los problemas a los que les damos vuelta,
tratando de encontrar nuevas pistas, nuevas formas de verlo una clara alusión
al papel del espectador al que se le brindan pedazos de la historia, contadas a
medias, desarrolladas después para que cada uno haga su propia reflexión o
juicio sobre el problema que ocurre.
El
texto da la oportunidad al espectador de ir hilvanando las pistas: ¿por qué no
quiere cambiar de grupo, ¿por qué prefiere la vulnerabilidad de los niños y
niñas?, ¿su pasado lo convirtió en un ser oscuro y pervertido? Meyerhold, según
Tordera, señalaba cuatro fundamentos a partir de los cuales se define un nivel
elemental y sus variantes en la representación teatral: el autor, director,
actor y espectador.
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En el espacio escénico el director y el autor pueden coincidir, o el primero traducir adecuadamente el mensaje del segundo como señala Tordera. El director Roberto Ángeles prefiere no dar respuestas ni claras ni sutiles, sino que todo lo deja en el campo del espectador, en su reflexión, en su colección de fragmentos para tener una o varias aristas sobre el problema.
A
nivel sonoro el autor propone una serie de referentes a agua, niños, piscina,
etc., que incluso podría ser desarrollada visualmente. El director conserva el
sonido de niños. Es interesante también la pregunta que lanza el autor: ¿el
lenguaje de las caricias es solo potestad de las mujeres? ¿Por qué no los
hombres? ¿Es acaso tabú, norma para dar seguridad, o miedos a qué? ¿Un beso es
algo inocente? ¿No siempre?, ¿por qué? Confiar
en la palabra, en las acciones, en las interpretaciones, en las reglas, en
quienes hicieron las reglas, rebelarse, revelarse, ser, parecer. Los niños no
mienten. Los adultos entran en negación, crean su propia verdad para escapar de
su oscuridad. El autor nos invita a ver los distintos puntos de vista, los
fragmentos de la verdad.
Jordi
manipula a Anna apelando a los siete años de trabajo en la academia. ¿Una
persona termina de conocer a alguien en siete años? A Jordi no le importa las
reglas, sólo cómo estas lo afectan. ¿Cómo sabes que alguien es una buena
persona, qué lo hace ser buena persona, eso le impide equivocarse, lo hace
perfecto?
Asimismo,
y, por otro lado, Miró nos muestra lo fácil que es dañar el prestigio de
alguien, los usos y abusos de las redes, que terminan siendo muros de
lapidación. Se muestra también cómo el abuso de un menor o la provocación a
ello es uno de los más grandes temores familiares, que algo les ocurra a los
hijos y que producto de ello se destruya una vida o su futuro.
Muy
interesante el recurso de la oscuridad planteado por el autor y refrendado por
el director en varios momentos: la aparición del padre de familia, el momento
de reflexión de Anna frente al grave problema que debe resolver y el
acorralamiento final de unos seres que naufragan tratando de encontrar la
verdad sin tomar riesgos, más dubitativos que resolutivos. La
pieza en la primera parte nos presenta fragmentos de un problema que poco a
poco vamos visualizando mejor; hasta que llega a un punto en el que las escenas
se vuelven a repetir, pero esta vez se completan. El espectador tiene un
panorama total de lo ocurrido.
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Ángeles
remarca la perspectiva cambiando la ubicación de la escenografía y mostrándonos
nuevos ángulos en el espacio y el término de los textos propuestos. Volvemos a
las escenas, las resuelve, se termina de dar la información necesaria para ir
armando el rompecabezas y el ritmo va creciendo y la dinámica se vuelve más
enloquecedora conforme vamos llegando al final. El único que tiene todos los
fragmentos de la historia es el público, pero tampoco tiene una verdad sino la
verdad fragmentada y su propia reflexión.
El
autor escribe teniendo en cuenta la puesta en escena. Tiene acotaciones muy
específicas sobre todo en el inicio que marca cómo será la propuesta que hace
de escenificación el mismo (sobre el montaje y gestualidad de los personajes)
También sobre la construcción del espacio escénico, sonidos, ruidos,
iluminación y vestuario.
La
premisa inicial más que una afirmación es una pregunta: ¿La verdad siempre sale
a flote o es que la verdad es un constructo siempre en evolución y que no tiene
nada que ver con tener la razón que por lo general guarda más relación con lo
que dice la mayoría? Sobre
los caracteres gira alrededor de cuatro personajes. Jordi es un profesor de
natación joven, un tipo desenfadado, inmaduro y que no le gusta seguir las normas.
Héctor, otro profesor de natación, contemporáneo de Jordi y aunque compañero y
amigo suyo, se muestra algo opuesto a él: es responsable, acata las reglas y
trata de aconsejar a Jordi para que no se meta en problemas.
Anna
es la dueña de la escuela de natación, conflictuada por la situación que debe
solucionar con respecto a Jordi y su inusual conducta con los niños pequeños de
la escuela sobre la cual se han quejado los padres de familia. Ella misma al
abordar el problema nos develará algunos secretos sobre sí misma.
David (Alonso
Cano) es el personaje que representa a un padre de familia, no muy asiduo a
acompañar a su hijo a las clases, pero que viene a reclamar sobre el
comportamiento de Jordi como profesor. Su intervención es corta, pero
contundente para terminar de armar el conflicto que se arma a partir del suceso
ocurrido en una de las clases del cuestionado instructor.
En
cuanto a las actuaciones, Ángeles se caracteriza por elegir correctamente a su
elenco y dentro del registro de actuación que nos propone los actores son muy
convincentes y manejan adecuadamente la propuesta del autor de este texto que
poco a poco va desentrañando la historia y sus aristas sin adelantar nada con
sus intervenciones escénicas. Poco a poco, sus intervenciones y ritmo en la
pieza son más vertiginosas hasta llegar a un callejón sin salida.
La
oposición, en este caso, se plantea entre lo que debe ser y lo que
aparentemente no es, es decir, las formas y comportamientos normados y
aceptados y aquellos que pueden surgir y no estar contemplados dentro de las
leyes y las reglas sociales.
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En
este panorama están arrojados todos los personajes desde sus papeles sociales,
sus historias y sus miedos. ¿Quién tiene la razón y a quién juzgamos? El
espectador de alguna forma se convierte en el juez de esta historia al tener
acceso a diferentes perspectivas de la misma.
Se
puede juzgar, se puede explicar, aunque haya un culpable este a su vez fue
víctima de una situación anterior que lo excedió, o finalmente en el mundo de
las redes sociales todos es posible de ser mostrado incluso rumores sin
confirmar, dañar honras o desnudar a un pervertido.
El
conflicto estalla cuando llega a oídos de la dueña de la academia de natación,
Anna, que los padres se están quejando de Jordi por abrazar y besar en la boca
a un niño dentro de la clase. ¿Es eso cierto? ¿Exageran? ¿Lo dijo una niña que
pudo mentir o exagerar? En pocas horas esta noticia estalla tanto en las
relaciones profesionales de la escuela como de la escuela con los padres de
familia que reclaman por redes y frente a la academia.
En
tiempo violentos, vuelven las prácticas de tomar la justicia por las manos, si
bien es un reclamo por la ruptura de una ley o regla social de las formas de
relaciones entre alumnos de docentes, niños y adultos; las formas para hacer
justicia también en la exacerbación buscan romper con las formas para hacerlo y
volver a las antiguas prácticas locales de tomar la justicia en las manos.
El
punto de ataque se da desde el primer cuadro en los primeros parlamentos entre
Jordi y Héctor que denotan complicidad, pero con algo de extrañeza y finalmente
el punto de ataque se detona con la llegada de Anna que le pregunta qué pasó
con el pequeño estudiante Alex. ¿Violencia, pedofilia o qué?
El
autor se encarga de ir desmenuzando el tema y conflicto despacio sin prisa sin
adelantar opinión, dando todas las pistas, repasando las escenas una y otra
vez. La crisis se desata desde esta primera escena con lo que pasa, las
acciones a tomar, la participación de los padres, del compañero, de la jefa,
del mismo implicado, la culminación es este apedreamiento al local, cuando los
han rodeado y no hay más vueltas que darle al tema y la resolución queda
abierta tanto en el texto original como en la puesta de Ángeles.
La
puesta en escena es prolija en el uso del texto, conservando el sentido de los mismos,
pero desde una adaptación al lenguaje local. Podría acentuarse más esta
fragmentación del texto. Logra dejar cierta inquietud en el público con
respecto al difícil oficio de juzgar a los demás.
Referencias:
Fundación
BBVA. Red Leonardo. Beneficiario: Josep
María Miró. (2021).
https://www.redleonardo.es/beneficiario/josep-maria-miro/
Laferriere,
G y Motos, T. (s/f). Análisis de textos teatrales.
https://www.naque.es/documentos/teproponemos/mayo2012/PALABRAS%20PARA%20LA%20ACCION%20PDF.pdf
Miró, J. (s/f). Textos.
(2009
- 2015).
Página
web Josep María Miró, autor y director
teatral. (2015). https://www.josepmariamiro.cat/es/
Tordera,
A. (s/f). Teoría y técnica del análisis
teatral.
https://norteatro.com/wp/wp-content/uploads/2017/08/3.1-Tordera-Teoria-tecnica-analisis.pdf
FICHA
DE LA OBRA
“El principio de Arquímedes” de Josep María Miró
Dirección:
Roberto Ángeles
Asistencia
de dirección: Miguel Seminario
Elenco:
Fernando Luque, Oscar Beltrán, Sandra Bernasconi y Alonso Cano
Temporada:
Del 31 de marzo al 30 de mayo
Funciones:
De jueves a lunes a las 8pm / Domingos a las 7pm
Lugar:
Teatro de Lucía (Ca. Bellavista 512, Miraflores)
Entradas:
S/ 50 (General), S/ 35 (Jubilados) y S/ 25 (Estudiantes)
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DAISY SÁNCHEZ BRAVO
Crítica Teatral Sanmarquina
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