LA MUERTE SIMBÓLICA Y FÍSICA
Sobre: “MAQUINAL”
¿Qué es la vida sin la muerte? Toda respuesta es una imposibilidad; la misma pregunta no es más que un juego de palabras. Vida y muerte, dos instancias tan opuestas y tan equivalentes.
"Maquinal" de Sophie Treadwell |
Mientras el sujeto vive, su
existencia está puntuada por la muerte; muere al nacer, al abandonar un sueño,
al cambiar de trabajo, etcétera. Y cuando muere físicamente, no hay más que un
cuerpo en proceso de descomposición y una fotografía, digamos.
El 12 de enero de 1928 quedó registrada en
una fotografía la ejecución en una silla eléctrica de May Ruth Snyder (1895 –
1928), segunda mujer, después de Martha M. Place (1849 – 1899), ajusticiada de
esa manera en la prisión de Sing Sing de Nueva York, Estados Unidos.
Inspirada en esta ejecución, “Maquinal”, de
Sophie Treadwell, bajo la dirección de Josué Méndez en el teatro Centro
Cultural PUCP, aborda la peripecia de Helen (Jely Reátegui), una joven que es
apresada, después de ser acusada de un homicidio y condenada a ser ejecutada en
una silla eléctrica.
Deleuze y Guattari, en “Mil mesetas.
Capitalismo y esquizofrenia” (2004), sostienen que el cuerpo está
estratificado, encadenado, por tres elementos de la lógica capitalista: por el
organismo, la significancia (e interpretación) y la subjetivación.
El organismo se refiere a la delimitación
del cuerpo, del órgano, a funciones predeterminadas, por ejemplo, el corazón
tiene mayor valor en relación con otros órganos, y no en función a la
articulación con todo el cuerpo.
La significancia (e interpretación) reduce
al cuerpo a la mera interpretación, a la orientación, del cual se han servido
las ciencias de la salud mental. Y la subjetivación, al condicionamiento del
sujeto, a ciertas funciones dentro de la estructura social. Por ejemplo, un
oficinista, un trabajador manual, creativo, etcétera. Todo ello con el fin de
convertirlos útiles para el capitalismo.
Helen, en ese sentido, está estratificada
por los tres elementos mencionados. Ella no es más que una pieza descartable de
una gran maquinaria del sistema capitalista. El capitalismo no es más que la
ideología de la instancia económica, la sobredeterminación de las
sobredeterminaciones. La relación directa del ser humano con la
naturaleza, para suplir sus necesidades, en un largo proceso histórico ha sido
reemplazada por la instancia económica. Ahora, esta se impone y sobredetermina
la existencia en todas sus dimensiones: física, psicológica, social y cultural.
Esta propuesta expresionista es dirigida por Josué Méndez |
Prácticamente, sin esta, no se puede hacer
nada. Así, Helen no tiene otra opción más que trabajar, de lo contrario, se
juega la inhabitabilidad de su lugar dentro de la estructura social.
Sin
embargo, se le presenta una alternativa: casarse con su jefe (Alfonso Dibós),
un hombre que le puede asegurar una existencia sin la necesidad de trabajar. De esa manera, el personaje se casa con un
hombre a quien no ama, sino que solo lo hace por motivos de supervivencia (o
conveniencia).
Durante la convivencia marital, se le va a presentar toda una
serie de situaciones, tales como el rechazo hacia su marido, hacia su hija, la
relación conflictiva con su madre (Cecilia Rechkemmer), y, por otro lado, la de
un amante (Nicolás Galindo), que, poco a poco, le van a llevar a tomar una
decisión fatal, que será el motivo de su condena: es acusada de un homicidio y
ejecutada en una silla eléctrica. Hasta aquí podemos notar que antes de la
muerte física, Helen ya estaba muerta simbólicamente por los tres elementos
mencionados.
En ese sentido, la muerte física no sería
más que una continuación de la muerte simbólica. Bajo esta narrativa, la causa
del homicidio del que se le acusa no sería más que el efecto de toda una
estrategia de atadura del cuerpo de Helen por el sistema capitalista de la
estructura laboral y social; y, por ende, todas sus acciones estarían
sustentadas por su fin: la libertad.
Sin duda, tanto la estructura social como
la libertad, desde el análisis que se propone, son paradójicas. La estructura
social está constituida por la ideología capitalista de la instancia económica,
y, dentro de este campo de estratificación, la coacción actúa como libertad.
¿Somos libres realmente?
Ya a mediados del siglo XX, Jean-Paul
Sartre mencionaba que no somos libres por lo menos por tres razones: por el
lenguaje, que no es nuestro; por el inconsciente, que nos sobredetermina; y por
el contexto sociopolítico, que nos delimita.
Hoy en día, las estrategias de
subjetivación, a partir del fin de los metarrelatos y la exacerbación de las
tecnologías de comunicación, son mucho más efectivas y consensuadas. El teatro
del Centro Cultural PUCP nos presenta una arquitectura escenográfica frontal,
donde el espectáculo y el espectador están delimitados por dos espacios, el
escenario y las butacas. Sin embargo, si bien materialmente están
separados, esto no es un obstáculo para romper la cuarta pared a partir de
estrategias tales como cuando el personaje, desde el proscenio y en dirección
al público, le habla al personaje que está detrás suyo. Es como si su cuerpo y
sus gestos le hablaran al espectador y sus palabras al otro personaje.
La tipología escenográfica es de
escenografía semifija/espacio consecutivo y simultáneo. En la materia
escenográfica del diseño hay un elemento fijo, la casa, y dentro de esta el
espejo, construida de acuerdo con la estética expresionista; y otros elementos
que salen y entran y se transforman, como la mesa, las sillas y la cama.
Mientras que en la presentación temporal de
la escenografía al espectador se van sucediendo consecutivamente en el tiempo
distintos lugares de acción: en el trabajo, en la casa de Helen, en el hotel,
en el hospital, etcétera.
Asimismo, también se puede apreciar
simultáneamente distintos lugares de acción en el escenario: entre el lugar de
trabajo y la cama de Helen, entre el juzgado y el lugar desde donde se enuncia
la reportera (Isabel Chappell). Las actuaciones están dirigidas bajo el
código interpretativo expresionista. El expresionismo, en términos generales,
busca manifestar la esencia de las cosas desde una visión subjetiva y
estilizada de los objetos.
Jely Reátegui protagoniza "Maquinal" |
Bajo este código, los personajes están
tipificados, sin personalidad, como parte de una estructura mayor: oficinistas,
trabajadores, doctor (Paco Caparó), jefe, reportera, juez, etcétera. El trabajo
actoral de los actores/actrices logra fundar la singularidad del acontecimiento
teatral; instala un microcosmos y cuerpos poéticos.
La excepcionalidad del acontecimiento
teatral se logra en situaciones de vulnerabilidad de Helen, en su lucha por
emanciparse y en el juicio. En esos momentos instala un campo de
territorialidad de experiencia y subjetivación acontecimental, como bien lo
diría Jorge Dubatti.
Asimismo, hay que destacar el trabajo
actoral de Jely Reátegui. Aborda al personaje desde la materialidad de su
cuerpo y voz: movimientos corporales, gestos, expresiones faciales, variaciones
de las voces y los tonos bien logrados. Todo este trabajo le permite realizar
el salto ontológico del cuerpo cotidiano, el de la actriz, al cuerpo poético,
el de Helen, en sus diferentes variantes. Por último, ¿qué relevancia histórica tiene
la obra en nuestro contexto?
La obra trata sobre la muerte simbólica y física
dentro del sistema capitalista, donde la instancia económica se constituye como
la sobredeterminación de las sobredeterminaciones.
Queramos o no, vivimos en una sociedad
donde nuestra realidad, y no solo la nuestra sino la de otras sociedades
también (cada una con su propia ideología), está constituida por la ideología
neoliberal capitalista, y, asimismo, en este campo, la coacción actúa como
libertad.
Es un sistema que constantemente está
estratificando cuerpos para volverlos productivos. Así, se autoconserva y se
perpetúa. En ese sentido, “Maquinal” no hace más que, a pesar de haberse
escrito en la década de 1920, reflejar una realidad fantasmática; una realidad
que constituye cuerpos estratificados de acuerdo con el interés de un sistema
mayor.
FICHA TÉCNICA
“Maquinal” de Sophie Treadwell
Dirección: Josué Méndez
Elenco: Jely Reátegui, Paco Caparó, Isabel
Chappell, Alfonso Dibós, Nicolás Galindo y Cecilia Rechkemmer
Temporada: Del 01 de junio al 10 de julio
Funciones: De jueves a lunes a las 8pm /
Domingos a las 7pm
Lugar: Centro Cultural de la PUCP (Av.
Camino Real 1075, San Isidro)
Entradas: S/ 50 (General), S/ 30 (Adulto
Mayor y Especial PUCP), S/ 25 (Estudiante, CONADIS y Clientes BBVA) y S/ 15
(Estudiante PUCP) en Joinnus y boletería del teatro
Producción general: Centro Cultural PUCP
Redes sociales: Facebook / Instagram
GODO LOZANO RUIZ
Crítica Teatral Sanmarquina
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