Era el 22 de junio. Después alguien me dijo
que fue la luna más grande que iba a haber en el año; yo voy poco, muy poco por
La Molina, pero allí queda el colegio Newton, al cual me había invitado nuestro
autor y director Roberto Sánchez Piérola. “Romper la piel”, tal fue el nombre
del trabajo que había realizado con sus alumnos –la última función– pues solo
fueron tres: 20, 21 y 22 de junio 2013. Hora y media de viaje en micro cuando llegué
y vi la luna tan grande y tan bonita en
ese cielo sin nubes que dije: bien, ya sólo con ver esta luna está compensado
el tiempo. Pero no, esa noche iba a recibir bastante más, tremendamente más. “Pueden ser muchas y muy variadas las razones
para hacer teatro. El impulso del ser humano por representar frente a otros su
modo de ver el mundo es parte de su naturaleza. Esto se ha hecho para agradar a
los dioses, para unir a la comunidad, para dar enseñanzas, para entretener,
para protestar, entre otros.
Pero todas estas razones tienen en común la búsqueda
de respuestas: el intento por comprender el mundo en el cual estamos y por
representarlo a partir de sus reveses y posibilidades. El teatro es un acto de imaginación.
Y el ejercicio de la imaginación es un acto liberador, que nos hace ir más allá
de la vida cotidiana para explorar otros mundos". Así apunta Roberto Sánchez Piérola en el
programa de mano que nos dieron al entrar al Teatro Newton, allí se ha
realizado esta puesta: 54 jóvenes alumnos tienen los personajes a su cargo; nueve
alumnos en el equipo de producción; los músicos y compositores, coro, orquesta de
34 alumnos, la directora del coro, la profesora Mercedes Vargas; el director de
la orquesta, el profesor Claudio Panta. Un sueño realizado plenamente es un
trabajo así. “Este año escogimos el Expresionismo Alemán
como una práctica que nos permite no sólo abordar una serie de convenciones
diferentes de las trabajadas anteriormente, sino además adentrarnos en la
exploración de lo que queremos decir de manera teatral. Y encontramos que este
decir es algo íntimo y a la vez público. Algo que nos toca a todos como sociedad
pero también a cada uno en particular. Hoy en día todos andamos corriendo,
presionados por el tiempo, por las obligaciones, por las exigencias de unas metas
que se nos hacen difíciles de comprender, y que cuando alcanzamos desaparecen
ante otras metas igual de insatisfactorias. La actitud crítica y cuestionadora de esta
práctica teatral aparece entonces como el medio más adecuado para explorar cómo
nos sentimos frente a esto, lo cual esperamos que se vea plasmado en la puesta
en escena que ahora les presentamos”. Es otra vez la palabra del director en el
programa de mano. Cuando salimos al intermedio tuve la suerte de encontrarme,
ambos conmovidos, anonadados, con Miguel Rubio (Yuyachkani), la luna seguía
igual de grande, inmensa yo diría, corría el viento en el patio. Y nosotros no podíamos salir de nuestro asombro
y tratábamos de explicarnos, qué decir, qué agregar y venía la segunda parte. Las
imágenes en blanco y negro, los muchachos ¡tan jóvenes, tan bien, tan serios, tan ellos! Allí
en el escenario recordamos a Murnau, Chaplin, Brecht, la música, las
actuaciones. Tuve adelante como espectadores también, en sus butacas, a tres
muchachitos no mayores de diez u once años. Cómo seguían la obra. Cómo
comentaban entre ellos, interesados, captados por todo aquello de pensar, ver,
divertirse inteligentemente, que hay quienes aseguran que hoy es imposible. Que
los niños..., en fin..., tantas cosas. Este fue el primer acontecimiento de junio,
luego vino “Shopping and Fucking”.
Jaime vuelve a apostar y apuesta fuerte. Con
sus actores ya, con profesión escogida, gozada, vivida. En la dirección Jaime Nieto,
fue al jueves siguiente de asombrarme con el trabajo de aquella gente joven,
muy joven. En el colegio aún. Habían corrido los días, era ya un jueves, 27
también en junio, no había luna, era Miraflores y la noche estaba bien fría,
ese frío que pone rara a Lima. La temporada estaba comenzando, la
función en el Teatro Auditorio de Larco
1150; y allí las funciones se inician a las 8.30 pm. No éramos muchos, ah, pero
antes tengo que decir que aquí al autor prácticamente no lo conocíamos. Mark
Ravenhill, estrenó “Shopping and Fucking”, en 1996, es inglés, nació en 1966. Y
pertenece a esa generación que tuvo entre sus miembros a Sarah Kane, doy estos
datos simplemente porque allí están Google y YouTube para hacernos parecer
enciclopédicos, cuando vean la obra van a querer saber más de todos ellos. Bueno, Jaime Nieto, también autor y director,
vuelve a apostar hemos dicho. Habíamos extrañado su fuerte presencia en
nuestras delicadas carteleras. Naturalmente a Mark Ravenhill, ningún comité de
señoras recatadas le daría permiso para estrenar suponiendo un hipotético
comité de censura. Tampoco ganaría ninguno de nuestros recatados
concursos con sus jueces más recatados aún. En fin tienen que golpearse un
poco, yo digo si el papa argentino ha querido empezar por el principio: el abuso.
Claro mientras sigamos mirando hacia otro lado... pero, bueno, Jaime es
atrevido, siempre me interesó y me sigue pareciendo imprescindible su presencia para mostrar los
insólitos lados del teatro. Cuando se decide a escribir dentro de sus códigos,
cuando dirige con esa su exigente y porfiada manera. “Shopping and Fucking”
estará en cartelera desde ahora hasta el 20 de julio, va los jueves, viernes y
sábados a las 8 y 30 de la noche en el Auditorium. Y hemos elegido el final
para mencionar a la plana de actores. Los que plasman la realidad, la carne
viva del teatro, aquí realizando “Shopping and Fucking”; en una entrega total:
Pietro Sibille, Katia Salazar, Tommy Párraga, Haysen Percovich, Ernesto
Ballardo. En Larco 1150 (sótano) hasta este 20 de julio podrán encontrarlos.
CASANDRA SUÁREZ
Crítica Teatral Sanmarquina
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