Noches de luna



Víctor Humareda (Puno, 1920 – Lima, 1986) es uno de los pintores peruanos más reconocidos del siglo XX. Su particular manera de ser, unos dirían, estrafalaria hizo que alrededor suyo se tejiera la leyenda de una vida intensa. Humareda el mito, Humareda el pintor, Humareda el bohemio, Humareda el ser humano, de todo eso tomó el autor César Vega Herrera (Arequipa, 1936) para recrear en las tablas a través de pinceladas la vida del artista a manera de un recorrido por su proceso creativo y los motivos hicieron posible su obra pictórica.
Antes que una biografía, lo que se retrata aquí son las variadas fuentes de inspiración que rodeaban a Humareda. Al inicio, vemos a un Humareda ya establecido en su mítico departamento en el Hotel Lima, ubicado en el corazón de La Parada. 
La bohemia, la vida en los burdeles a donde Humareda asistía para tratar de retratar diversos motivos, los recuerdos de su vida en París, sus melancólicos arlequines, la cotidiana Lima, la dura vida en La Parada y de entre todo ello su gran amor: Marilyn Monroe. Valga anotar también que Vega Herrera trabó una larga amistad con Humareda.
El actor Rafael Hernández compone un Humareda lleno de patetismo, al principio, pero que luego se revela como un artista intenso, muy rico en experiencia e inspiración. Un Humareda melancólico por momentos pero también un hombre de tremenda voluntad para seguir con su labor de pintor, un hombre dedicado en cuerpo y alma a su obra.
A eso se le suma los motivos su obra: pasan escenas de burdeles, danzan los vecinos de La Parada en sus labores cotidianas, una rutina marginal dura, los famosos arlequines que Humareda tanto gustaba pintar y la mítica diosa Monroe. Vida e inspiración se combinan y hacia el final parece que estos se vuelven indesligables e indiferenciables.
Hernández es acompañado por un solvente elenco (Rocío Ántero-Cabrera, Raúl Grandes, Mirta Urbina y Juan Muñoz) que como un ejército de un solo hombre logran que la labor del protagonista se eleve aún más. Los vemos mimetizados entre personajes de antros, prostitutas, ambulantes y otros roles muy puntuales como amigos del autor (varios de ellos realmente existieron y acompañaron a Humareda en la vida real) como el periodista Taboada, que fuera gran difusor de la obra de Humareda.
Otros momentos que quedaron en la retina fueron la primera conversación entre Humareda y “Marilyn” (un destacado trabajo de Urbina), realmente hilarante; y el número de baile representando la vida en La Parada al son de un rock de Los Mojarras. La puesta en escena es muy resaltable. El escenario está dividido en hasta dos niveles, en el primero se reproduce con mucho detalle la habitación del pintor (la parte física y “real”),  mientras que el segundo nivel sirve para la representación del lado subjetivo, la parte irracional, desde donde emerge el arte.
Sólo un detalle: a pesar de ser muy cómoda y bien equipada, la sala de la ENSAD puede resultar pequeña para afluencias mayores. “Noches de Luna” es una obra con muy buenas actuaciones y números musicales que podrán disfrutar tanto los aficionados al teatro como los seguidores de la obra del gran Víctor Humareda. Vayan a verla.

Ficha artística
“Noches de luna”, de César Vega Herrera.
Dirección: Jorge Sarmiento.
Dirección de arte: Pepe Sialer
Elenco: Rafael Hernández, Rocío Ántero-Cabrera, Raúl Grandes, Mirta Urbina, Juan Muñoz, Herberth Hurtado, Luccia Méndez, Fabricio González y Ethel Requejo
Temporada: De lunes a jueves hasta el 9 de octubre a las 8pm
Lugar: Sala de la ENSAD (al interior del Gran Parque de Lima)

RAMIRO MIRANDA
Crítica Teatral Sanmarquina


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