La Muerte y la Doncella


Tras una dictadura, muchas heridas quedan por sanar. Cómo vivir en este periodo complejo e interminable, donde hay víctimas y victimarios, donde la justicia no solo tarda, sino que casi siempre no llega. Cómo olvidar los horrores que vivieron miles de personas, en aras de la vida próspera de las siguientes generaciones. Son algunas de las interrogantes que nos planteamos tras ver “La Muerte y la Doncella” de Ariel Dorfman, que dirige Mikhail Page en el Teatro de Lucía.
Esta obra se estrenó en 1991 en un teatro londinense, llevada a escena posteriormente en Broadway e interpretada nada menos que por Glenn Close, Richard Dreyfuss y Gene Hackman y de la cual se dice que es la obra chilena de mayor número de estrenos en el mundo, no deja de concitar interés.
Paulina Salas, una mujer de unos cuarenta años, quien fue víctima de tortura durante la época de dictadura, está casada con Gerardo Escobar, un destacado abogado que ha sido nombrado por el gobierno para presidir una Comisión que investigará los casos de las víctimas muertas, mas no de las que sobrevivieron a las torturas. Al regresar a la casa de playa, donde están viviendo, después de aceptar el nombramiento, el auto de Gerardo sufre un desperfecto en la carretera, la única persona que se detiene a ayudarlo es Roberto Miranda, un médico que está de vacaciones, lo lleva a su casa pero Gerardo olvida su neumático en el auto. Cuando la pareja ya se habían acostado, Roberto regresa con la llanta, para ser atento con alguien que va a ocupar carga de tanta responsabilidad. Por ser muy tarde, Gerardo invita al médico a pasar la noche en su casa. Más tarde, Paulina se levanta y entra a la habitación del huésped y lo saca arrastrándolo por el suelo y lo coloca en una silla, maniatado y amordazado. Ella está segura que es el mismo médico que la torturó y violó años atrás, mientras le hacía escuchar el cuarteto número 14 de Franz Schubert, más conocido como “La Muerte y la Doncella”.
Casi toda la obra se desarrolló en una sala de la casa de Paulina y Gerardo, el cual tenía un área pequeña y separada del resto con una terraza, por la que Paulina podía ver la llegada del auto, lo cual me parecía poco creíble, por la disposición de las habitaciones a la izquierda. Nada que llame la atención en el escenario. Una mesa dos sillas, lo básico y punto. Luego del intermedio, la escenografía cambió, para hacernos ver que se encontraban en un teatro.
Los tres actores de reconocida trayectoria, lograron encaminar bien sus personajes, con algunos altibajos. Paulina va a revelar a su esposo por primera vez detalles de lo que le pasó durante su detención, sin embargo observamos una reacción tibia contra el supuesto violador de su esposa. El personaje de Roberto es el que más intriga deja, pues se presenta como un hombre solícito y amable, luego ante tales acusaciones, no se le nota acorralado, más bien deseoso de salir sano y salvo de este problema. El final queda a interpretación del público, pero la mirada insistente de Roberto, nos deja ver un atisbo de cinismo, lo cual nos indica hacia dónde se inclina la balanza.

Ficha Técnica:

Dirección: Mikhail Page
Producción: Cécica Bernasconi y julio Gabriel Paz Pinatte
Producción General: ACAU
Escenografía: Marijú Núñez
Iluminación: Julián Estrada
Vestuario: Julio Gabriel Paz
Musicalización: Mikhail Page

Actores:

CÉCICA BERNASCONI, Paulina Salas
GERARDO GARCÍA FRKOVICH, Gerardo Escobar
HERNÁN ROMERO, Roberto Miranda


Ada Landeo Torres









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