Delirios de poder

Sobre “ANTÍGONA COMO PRE-TEXTO” en la AAA

En un “ensamble escénico” sin precedentes dos talleres de teatro de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) presentaron en conjunto “Antígona como Pre-texto” en una breve temporada. Se trató de un montaje construido y de-construido a partir de dos obras con un tema en común: el abuso de poder.
"Antígona"
(Foto: Paulo Yataco)
Estas dramaturgias son “Pre-texto” de Sara Joffré (1936-2014) y “Antígona” basada en textos de la argentina Griselda Gambaro (Buenos Aires, 1928), el francés Jean Anouilh (1910-1987) y el poeta peruano José Watanabe (1945-2007). Cada una de ellas está construida con un lenguaje diferente. “Pre-texto”, por ejemplo, es una obra muy corta y de pocas acotaciones. Los diálogos que podrían sonar disparatados –y hasta cómicos– nos hablan de la manipulación de quienes ejercen la violencia.
Los personajes no tienen nombre ni rasgo que los identifique así que en esta puesta el director Omar del Águila los sitúa acertadamente en un contexto industrializado de pocos elementos como una escalera, barreras, tablones y cajas. El elenco se presenta con ropa de faena (overoles, camisetas, botas y cascos). Todos trabajan rítmicamente con pequeños intervalos en los que la discusión toma más violencia.
Uno a uno asume el rol de líder imponiéndose a la fuerza, sea con la palabra o con un arma, en donde los cascos cumplen una intimidante función (puñal o pistola). El desplazamiento de los actores por el escenario evidenció destreza, puesto que debían manejar con precisión objetos de madera –de regular tamaño y peso– que transportaban y alcanzaban a sus compañeros durante gran parte de la obra. Sin embargo, el tránsito de “Pre-Texto” a “Antígona” se realizó de una forma aparentemente no muy clara.
"Pre-texto"
(Foto: Paulo Yataco)
“Pre-texto” finaliza con la muerte de los actores y actrices. Mientras ellos están inertes sobre el piso, en seguida, otros personajes –vestidos de negro– “invaden” el escenario, se les acercan y se retiran todos juntos. Podría pensarse que continúa la obra, pero la primera impresión es confusa.
Entonces se va montando la escenografía de “Antígona”. Sobre una gran escalera de tijera, se impone el personaje de Creonte, impávido, mientras el conjunto de actores juega con las cajas, acomodándolas de diferentes maneras hasta que las dejan quietas para empezar la escena. “Antígona”, dirigida por Yazmín Loayza, es una tragedia griega de Sófocles, escrita unos 400 años antes de Cristo (a.C.), sobre la que existen varias versiones como las de los autores mencionados líneas arriba.
La mitología griega reconoce a Antígona es una de los cuatro hijos de Edipo y Yocasta, quienes se casaron sin saber que eran madre e hijo. Antígona es hermana de Eteocles y Polinices, quienes, a la muerte de sus padres, acuerdan gobernar Tebas por turnos, pero Eteocles desconoce el acuerdo y desata una guerra que termina con la muerte de ambos.
Creón, su tío, logra recuperar el poder y ordena sepultar a Eteocles con todos los honores de un rey y deja a Polinices sin sepultura para que sea devorado por los perros y aves de rapiña.  Aquí empieza el desarrollo de esta obra. Antígona pide ayuda a su hermana Ismene para cumplir con los ritos funerarios de su hermano ya que “así lo han dispuesto los dioses”. Ismene teme quebrantar la ley de Creón porque estaría arriesgando su propia vida, aun así Antígona realiza el entierro, pero es descubierta y condenada por su tío a morir encerrada en una cueva, lo que desencadenará nuevas tragedias.
"Antígona como Pre-texto"
(Foto: Paulo Yataco)
Esta obra requirió el trabajo de ambos grupos, quienes mediante algunos elementos lograron situarnos en los diferentes ambientes en los que se desarrolla la trama. La escalera de tijera, por ejemplo, se convirtió en una especie de atrio o lugar desde el cual el rey va a dirigirse a sus súbditos. Unas cajas de madera movidas constantemente sirven de apoyo para crear diferentes planos.
El vestuario nos indica el estatus de cada uno. Antígona con un vestido claro de coloridos ribetes sugerían una ñusta moderna. El rey Creón vestía un impecable terno oscuro a diferencia de los jóvenes con overoles o ropa casual negra. El juego con un larguísimo tul rojo acompaña las partes más importantes del montaje, como cuando Antígona cumple el rito de entierro de su hermano y su propio ahorcamiento y es acompasada de un juego de luces y movimiento del tul que convergen en una escena tan bella como sobrecogedora.
Otro momento resaltante fue el diálogo de Antígona con su novio Hemón, hijo de Creón, realizado por varias parejas de jóvenes, que si bien no dijeron sus líneas a coro, sí alternaban sus diálogos entre todos como si fuera una sola pareja. A pesar de su frágil organicidad, existe un buen trabajo en “Pre-texto” y “Antígona”. Desde temporalidades y conceptos distantes, ambas obras denuncian cómo el uso –inflexible y despótico– del poder deforma la convivencia de los estamentos para reducirla a una malévola arma de sometimiento y amedrentamiento social. 

FICHA DE LA OBRA
“Antígona como Pre-texto”
Dirección: Yazmín Loayza y Omar del Águila
Elenco: José Niel Salazar, Erika Figueroa, René Silva, Erick Martínez, Loreley Vidal,         Judith Suárez, Kevin Velarde, Andrés Cano y Angélica Torres
Temporada: Viernes, sábados y domingos del 17 al 25 de febrero de 2018
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Fotografía: Paulo Yataco / AAA  

ADA LANDEO TORRES
Crítica Teatral Sanmarquina

Comentarios

  1. Excelente comentario, Ada. Celebro tu buena pluma. Diego La Hoz.

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    1. Gracias por las palabras, estimado Diego. Es un estímulo a seguir.

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