Memorias subterráneas
Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no
quiero, éste hago. Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que
mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal
está en mí. Romanos 7:19 - 21
Pablo –el apóstol– parece tener una posición interesante sobre obrar
moralmente, que es grosso modo la
mitad de lo que concentra la religión: hacer el bien y/o el mal, ¿y por qué se
los digo? Esperen un poquito y van a entender el punto. Pablo se independiza
del mal con la preposición en; es decir, no concibe el mal como
parte de sí, sino como un ente externo en
él. Lo que me ha llevado a pensar en distintos momentos, si somos todo lo
que hacemos o si hacemos todo lo que somos. ¿Y qué tiene que ver todo esto con
la obra que está en el CCPUCP? Bueno, aquí la relación:
El Hombre del Subsuelo, como sabemos, parte de la novela de Dostoievski, Memorias del Subsuelo, que Gonzalo Rodríguez Risco y Josué Méndez
adaptaron para el teatro de manera entretenida, con un humor singular, ironías
actuales y respetando el texto original, con una dirección con recursos
cinematográficos que dinamizan la interpretación del texto. Y no, no pretendía
alcanzar la calidad del monólogo del primer acto, llevado a cabo con excelencia
por Pietro, sino simplemente reseñar lo que me ocurrió en esa función. Pero
vayamos paso a paso.
El Hombre del Subsuelo nos presenta la invasión voraz de mundos que hemos dejado de mirar
voluntariamente por un tiempo y a los que necesitamos
volver de vez en cuando, al perder la sensación de una decisión mal tomada o
por la terquedad de renovarla. El protagonista (Pietro Sibille) ha decido
retirarse de toda relación humana que confronte su independencia, pero llega el
día –uno de los tantos- en que necesita nuevamente un abrazo. Durante la primera parte de la puesta, Pietro mantiene
en vilo, mano a mano con el texto, a los espectadores: de espalda, proyectado
en el ecran, saliendo y entrando por puertas falsas, bailando, tosiendo, siendo
verdaderamente el hombre del subsuelo que tanto nos hace alejarnos pero que al
final siempre nos recibe con brazos abiertos... En la segunda parte, nos invita
a invadirlo, a conmemorar un recuerdo con la mayor sinceridad posible, uno de
los momentos de socialización, donde no tiene mejor idea que afrontar lo que
alguna vez –e incluso hasta ahora- perseguiría por tener, una oportunidad de
rendirse.
¿Pero cómo distinguirse de tantos y conformarse a la vez con ello? ¿Cómo escapar de lo que se quiere para dejar de hacer lo que no se quiere? ¿Acaso basta abrumar a los demás humillándose humillando, pretender ser ejemplo donde jamás hemos sido bienvenidos? El protagonista lo resuelve sin salirse de la ambigüedad ante un grupo aristócrata y militar conformado por parte del elenco: Guillermo Castañeda, Juan Carlos Pastor, Alex Mori y Mariano Sabato, que solo juntos conforman la impenetrabilidad del gran éxito: el sol y los satélites como servidumbre, y que individualmente dejan ver matices precisos, ineludibles en la composición de sus personajes.
¿Pero cómo distinguirse de tantos y conformarse a la vez con ello? ¿Cómo escapar de lo que se quiere para dejar de hacer lo que no se quiere? ¿Acaso basta abrumar a los demás humillándose humillando, pretender ser ejemplo donde jamás hemos sido bienvenidos? El protagonista lo resuelve sin salirse de la ambigüedad ante un grupo aristócrata y militar conformado por parte del elenco: Guillermo Castañeda, Juan Carlos Pastor, Alex Mori y Mariano Sabato, que solo juntos conforman la impenetrabilidad del gran éxito: el sol y los satélites como servidumbre, y que individualmente dejan ver matices precisos, ineludibles en la composición de sus personajes.
Tras una velada poco usual aunque deduciblemente caótica, la esperanza
se presenta. La opción del reinicio, mediante la reivindicación y rescate de
una prostituta joven (Andrea Luna, de notable interpretación y evolución en el
escenario) y a la vez de sí mismo. ¿Cómo decidir? ¿Por qué detenerse a pensar y
no entregarse a lo mejor? ¿Cuándo frenar nuestra culpa? Lo que nos lleva al primer
párrafo de este texto, gracias a la magia del teatro, gracias a la
confrontación que este arte nos permite con nosotros mismos, pues además de
tantas cosas, ¿somos todo lo que hacemos o hacemos todo lo que somos, y cuánto
importa eso cuando de obrar bien se trata?
Ficha artística
“El Hombre del Subsuelo”, de Josué Méndez y Gonzalo Rodríguez Risco.
Dirección: Josué Méndez.
Elenco: Pietro Sibille, Andrea Luna, Guillermo Castañeda, Juan Carlos
Pastor, Alex Mori y Mariano Sabato.
Lugar: Centro Cultural de la PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro).
Las funciones van de jueves a lunes a las 8 p.m.
Temporada: Del 13 de septiembre al 20 de octubre
Entradas: 50 Soles (general) y 25 Soles (estudiantes y jubilados), lunes
y jueves populares (general 35 Soles)
CHRISTIAN SALDÍVAR
Crítica Teatral Sanmarquina
CHRISTIAN SALDÍVAR
Crítica Teatral Sanmarquina
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