TODO EL MUNDO EN SANTIAGO

Sobre “EVERY-ONE” en “Santiago a mil

Santiago de Chile es una de las capitales más modernas de Latinoamérica. En su arquitectura de edificios de líneas verticales que componen grandes unidades residenciales se asienta su paisaje social: un “collage cultural” diverso nacido de los procesos migratorios “del sur al sur”. La alta demanda de piezas ha generado arriendos altos y, además, “la identidad del inquilino”, una extraviada sensación de pertenecer y ser propietario de algo.
"Every-one" (Foto: Lisa Rastl)
Los no lugares” es la definición que el antropólogo francés Marc Augé (Poitiers, 1935) emplea para aquellos espacios que no albergan identidades, relaciones e historias creados por la “sobremodernidad”, que es el tiempo contemporáneo posmoderno donde abunda el tiempo (simultaneidad de acontecimientos) y el espacio (achicamiento del mundo).
Un “no lugar” es el espacio para la circulación acelerada –aeropuertos, medios de transporte, centros comerciales e, incluso, zonas residenciales– en donde la identidad es anónima y no se generan relaciones. Tampoco existen como entidades desligadas de “los lugares”, sino que están en íntima coexistencia generando problemáticas sobre el hacer territorio.
Every-one” es el trabajo artístico que trae a “Santiago a mil” el austriaco Willi Dorner. Estrenada en Austria por el 2016, el director pretende seguir la línea que caracteriza su trabajo: el uso del espacio público para reflexionar. Ocho bailarines irán desplazándose y desplazando al público por plazas, parques, zonas residenciales, estaciones, bares y calles sin salida. El montaje interviene en lo cotidiano y lo cotidiano en la obra. Su propuesta de “site-specific art” –término aplicado a las creaciones artísticas realizadas en un espacio determinado– llama la atención sobre la conciencia del espacio intervenido sin artificios gratuitos para el espectador y su entorno.
"Bodies in urban spaces" de Willi Dorner
Uniformados –aunque diferentes unos de otros por sus características físicas–, los bailarines ejecutarán movimientos coordinados, funcionando como un todo orgánico y mecánico. Las coreografías parecen guiadas por líneas geométricas y estructuras concéntricas en secuencias repetitivas, donde es difícil distinguir la libertad individual del cuerpo.
Dorner se inspira en los años 20 del siglo pasado, tiempos de la posguerra y progreso industrial que altera los patrones de vida en la ciudad. El arte de esta época, consciente de las tempranas desilusiones de la modernidad, busca nuevas rupturas de forma y fondo que dan origen al “vanguardismo”.
Pero, ¿qué puede decir “Every-one” en el aquí y ahora de su nuevo sitio específico? La obra podría enmarcarse en la crítica de arte de “la época de la reproductibilidad técnica” del filósofo alemán Walter Benjamin (1892–1940), quien sigue los rastros de la producción artística en la época de la industrialización caracterizada por la repetición y falta de autenticidad. Santiago vive un tiempo arquitectónico de clonación en serie de paisajes urbanos residenciales. “Los no lugares” comienzan a expandirse por los espacios y tiempos de esta ciudad, desconfigurando el aquí y el ahora, “el aura”, que Benjamin define como alma y sentido de originalidad, el hecho irrepetible que pertenece a un lugar específico.
Los ocho de Every-One (Foto: Lisa Rastl)
Every-one” establece preguntas para el espectador sobre las posibilidades de existencia en y con el entorno. Una carencia es no relacionar al público, salvo por diálogos espontáneos orientados a dar paso o pedir permiso. Su centralidad radica en pensar sobre las formas en que habitamos el presente, en el que la homogeneidad de espacios y cuerpos –además de la carencia de autenticidad– establecen los patrones de la cotidianidad invisible.
La pregunta puede ser, incluso, extensiva y participativa: ¿cómo imaginamos y planificamos a Santiago?, ¿cómo transmutar los “no lugares” a lugares de identidad, relación e historia?, ¿cómo recuperar y hacer territorios sociales? Preguntas que no deben ahogarse en la melancolía de lo que un día fue, sino en las posibilidades que genera las nuevas identidades de ese collage cultural donde todos somos cada uno.
Santiago casi no es Chile. Santiago es de Chile, pero también de todos esos rostros extraños que cruzan las avenidas, esperan los buses o buscan los precios más bajos en las tiendas. También de quienes soportan alegremente el día de algún regreso, si es que aún quedan ganas de regresar, si es que el corazón nunca hizo un poquito de territorio.

FICHA DE LA OBRA
Every-one
Concepto y coreografía: Willi Dorner
Elenco: Britt Kamper, Hugo Le Brigand, Emily Mézières, Christelle Nazarin, Raquel Odena, Stève Paulet, Esther Steinkogler y Luan de Lima da Silva
Vestuario: Katharina Heistinger
Asistente de vestuario y accesorios: Alba Marie Rastl
Producción: Stefanie Reichl
Co-Producción: Provinciaal Domein Dommelhof/Neerpelt, La Strada, Graz, Lieux publics, Centro nacional de creación, Marseille, Festspielhaus St. Pölten, St. Pölten
Con el apoyo de La Briqueterie, Vitry-sur-Seine, Paris, Oficina Cultural de la Ciudad de Vienna

KEVIN RODRÍGUEZ
Crítica Teatral Sanmarquina
Desde “Festival Santiago a mil

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