Las reglas de la verdad

“El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza” 

Erick Fromm "El miedo a la libertad".

 

                                 

Eduardo Ríos Cañamero, dramaturgo, escribió "La Noche del Amigo Secreto", obra situada en una fiesta. La escena inicial es luminosa: un sillón amplio, una mesa de centro con adornos, un árbol de Navidad iluminado que guarda regalos bajo sus ramas. Ocho parejas celebran un cumpleaños y la partida de un amigo hacia Europa. Todo parece armonía, risas, recuerdos, bailes. Pero la fiesta es apenas un velo vertiginosamente convertida en ritual de desenmascaramiento: de lo que parecía unión irrumpe la fractura, la memoria y la verdad. Cada regalo que se abre es un umbral hacia el pasado, un espejo que devuelve lo que se quiso ocultar: la violación silenciada, deseos homoeróticos, infidelidades cruzadas, la traición disfrazada de amistad. 





La apariencia de amistosa unión y la ritualidad que vendría a ser un microcosmos social, cada personaje porta simbólicamente status, género y poder. El silencio es impuesto por las normas sociales y de género y los regalos desenmascaran y hacen explícito que la víctima de violación padeció de una acción de la violencia estructural, que encarna esta lógica: el cuerpo del otro se convierte en objeto, territorio y propiedad. El abogado, figura de la justicia, introduce la dimensión de la ética frente a la violencia.

 

La pieza de Ríos Cañamero hace una crítica social y denuncia la crisis de valores en una sociedad producto de estructuras sociales que legitiman la dominación, la alienación y reproducen violencia de todo tipo: las violaciones sexuales, la doble moral de las parejas, la fragilidad de los lazos comunitarios frente a la alienación y el individualismo.

 

Dirigido por Manuel Rojas, La Noche del Amigo Secreto maneja varias técnicas interesantes, la oscuridad se convierte en umbral, en pasaje hacia lo que ya fue. La voz en off pronuncia “cinco años atrás” como un conjuro, abriendo la grieta del recuerdo y guiando la mirada hacia el pasado. El cambio de vestuario —chaquetas que evocan la juventud— se convierte en signo tangible de la metamorfosis, recordándonos que el cuerpo es archivo y que la ropa guarda épocas como cicatrices. La música incidental irrumpe como un eco generacional, envolviendo la escena en la nostalgia de una década que aún palpita en la memoria colectiva. La focalización lumínica concentra la atención en los personajes que retroceden en el tiempo, mientras los demás permanecen en tableau vivant, es decir,  figuras inmóviles que sostienen el silencio y la tensión del instante. La actuación naturalista evita el artificio y se entrega a la sencillez de lo cotidiano, como si la vida misma se hubiera colado en el escenario.


En conjunto, La noche del amigo secreto se erige como una obra que dialoga con la memoria y la nostalgia sin caer en el sentimentalismo fácil. Cada recurso técnico se convierte en metáfora: la luz que se apaga es la página que se cierra, la música es el pulso de una generación, y los cuerpos inmóviles son guardianes del tiempo. La dirección no fuerza, no impone. Por su parte, la dramaturgia nos deja con un sabor de justicia.

 

Por Gladys Rázuri Sumalavia - Crítica Teatral Sanmarquina

 

 

FICHA TECNICA

 

DRAMATURGO : Eduardo Ríos Cañamero

DIRECCIÓN     : Manuel Rojas

ACTORES        : Alison Chusque, Jean Carlos López

                        Andrea Vizcarra, Lady Orbegozo

                        Fabian García, Roy Zevallos

                        Javier Seminario, Sabrina Paredes

FUNCIONES    : 5,6,7,12 y 13 de diciembre 2025

TEATRO          : La Asociación de Actores Aficionados (AAA) Jirón Ica 323 Lima 

                        Teléfono 51 1 4280432

 

 


 

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