CTSM conversó con el elenco de "Somos libres"

Cristian Lévano ha escrito “Somos libres, una visión futurista posible en una sociedad indiferente y sin esperanza. En esta tragicomedia de la Asociación Cultural Winaray cinco personas en retiro voluntario adoptan una ceremonia apocalíptica –aceptar la muerte de sus miembros– como una forma de alcanzar  de libertad. Pero, ¿lo es?
Estas cinco identidades conviven en una enfermiza y tensa relación en torno a un macabro desenlace escenificado en el ICPNA de Miraflores. Para conocer un poco más del montaje y sus extraños personajes, Crítica Teatral Sanmarquina conversó con el autor y director de esta inquietante pieza Cristian Lévano y los actores Eduardo Ramos, Julia Thays y Sergio Ota.

CRISTIAN LÉVANO (DIRECTOR)
¿Qué deseas trasmitir con “Somos libres”?
Para mí el tema fundamental de la obra es esa frustración que desencadena la injusticIa en las personas. Esa sensación cuando no encuentras alguna respuesta a temas que te sacan de cuadro. Siempre que veo una tragedia, pienso este es un “Somos libres”. ¿Por qué? Porque su vida ya no va a ser la misma.
Hoy, por ejemplo, antes de venir, leía unas noticias en internet, algo sobre un padrastro que había violado a un bebé. Una noticia terrible. Me puse en la posición de la madre y me decía ¿cómo esta mujer va a superar tremenda tragedia? Pues, yo lo situaría aquí.
  
¿Cómo se refleja esto en tu obra?
Cuando inicia la puesta, proponemos al inicio y al final, unas proyecciones que pueden esclarecer esto. Por ejemplo, en el caso de Julieta, LA MADRE, a ella le mataron sus hijos (según la biografía de Andrea Luna) y es porque la violaron cuando era niña. A ANSELMO (Eduardo Ramos) le mataron a su mujer.
Todos los personajes han tenido que pasar por algo fuerte. Si seguimos en un mundo tan caótico, vamos a pensar que la única solución para escapar de todo es la muerte. Los personajes de la obra están tan convencidos de ello y lo adoptan como una religión y dicen: ¡Vamos a morir! Porque allá afuera el mundo está mal, entonces aquí (la casa) tenemos nuestras reglas, algo “hardcore”. La forma que tienen para huir de toda esa realidad es encerrarse y plantearse una solución: morir de una manera digna, uno por año para poder liberarse. Todo es simbólico y creo que me loqueé.

¿En qué inspiraste la ambientación de tu obra?
Fue un trabajo en conjunto con Lenny Morante. Estuvimos pensando mucho sobre el montaje ya que se ha trabajado desde el teatro del absurdo. Todo es simbólico: el reloj, los periódicos dispuestos en todo el espacio... Los periódicos nos suelen dar buenas o malas noticias, pero últimamente solo malas. Quisimos plantearlo en un sótano, donde no haya nada que no esté forrado con periódicos y el reloj que marca que el tiempo se nos está acabando. Por eso adecuamos la pieza a un espacio onírico y atemporal, sin fechas exactasTratamos de utilizar lo más oscuro sin herir tanto porque los personajes de por sí tienen un maquillaje y vestuario fuertes. Si hacíamos la escenografía en un mundo infernal, por así decirlo, estaríamos demasiado recargados.

¿Cómo fue el trabajo con tu elenco en una obra de esta naturaleza?
En principio, todos somos amigos y nos conocemos de diferentes proyectos (televisión, teatro…), sin embargo, hemos tenido un proceso rico y complicado. Es decir, si yo te doy el texto para que tú lo leas, tendrías que sentarte a mi lado y yo tendría que explicarte paso por paso qué cosa deseo.
En cambio, cuando el actor entiende la idea, el fondo, las cosas fluyen. Muchos momentos de la obra, por ejemplo, no están en el libreto. Ellos empezaron a soltar sus textos por sí solos debido a que yo les había pedido que hicieran la biografía de sus personajes, porque no están aquí (en el libreto).

¿A qué te refieres con escribir la biografía?
El personaje de Andrea Luna (LA NIÑA), por ejemplo, no nació loca o que de pronto se volvió loca. Algo fuerte pasó en su vida para que pueda llegar a ese estado. Ella escribe la biografía de LA NIÑA. Debo aclarar que no lo hice no porque no me diera la gana, sino que lo escribí pensando en dirigirloEsto enriqueció el proceso. Hay muchos cabos sueltos que el elenco ha tenido que resolver de la mano conmigo y hasta que ellos me dieron una serie de respuestas que yo jamás imaginé, momentos que no adivinaría y que junto a ellos dieron luz a este lóbrego montaje.

EDUARDO RAMOS (ANSELMO)
Comentamos sobre tu personaje…
Te voy a contar la fábula de mi personaje: Anselmo. Él decidió ingresar a esta casa para aislarse por la muerte de su esposa, por un gran amor que él perdió y por la injusticia de un sistema que no pudo salvarla. Sin embargo, aquí dentro busca también el amor: es un escape, una forma de salvación.
Anselmo piensa que la mejor salvación para todo esto es la muerte –como plantea la obra– pero, en esta búsqueda del amor, se encuentra también conflictuado porque podría tomar el siniestro lugar de los otros. En la obra él toma decisiones en función a ¿cómo podría salvarse el mismo?

¿Cómo fue la construcción de tu personaje?
Sí, la verdad. La obra –o el texto– plantea pocos detalles en función a quién es Anselmo. Te habla, más bien, de lo que él necesita, de ese amor ausente en el mundo y su necesidad de vivir el amor, sentir el amor, rescatar el amor, valorar el amor, pero no te dice exactamente por qué. Esta fábula sostiene básicamente las acciones que tengo en toda la obra y como puedes ver hay mucho juego que colinda con la locura. Este juego aparece en términos más concretos y reales en la misma realidad, valga la redundancia.

¿Consideras que tu personaje está inmerso en la realidad o es, quizá, abstracto?
Creo que sí. Su realidad es buscar y revalorar el amor que, de alguna u otra forma, es encontrar ese amor que perdió. Yo defiendo que eso debería defenderse porque es real. Cuando hablaba con mis compañeros advertimos que, a veces, no vemos estas acciones en la vida por vivir muy acelerado. Muchas cosas nos distraen, demasiadas y, para colmo, malas. Yo creo que este país vive en el drama absoluto y no sabe jugar con su realidad y necesitamos de este tipo de juegos, de lo que se vive fuera para que, de alguna u otra forma, identificar esos puntos reales y cambiarlo.

SERGIO OTA (LISANDRO)
¿Cuéntanos sobre tu personaje?
Mi personaje no habla o, mejor dicho, habla en momentos estratégicos de la obra. Él representa a ese gran grupo de la sociedad que muchas veces no tiene ni voz ni voto ante las injusticias. Por un asunto de protección él decide no hablar y actuar a favor de lo que está pasando y ante el contexto. Esa es la esencia que tiene Lisandro.

¿Te fue difícil quedarte mudo y no hablar?
Sí, porque yo hablo hasta por los codos. La naturaleza de los actores es un poco de eso. Lo que no ha sido difícil es trabajar con este grupo humano que es muy profesional. Todos hemos dado el cien por cien para que esto salga adelante y hemos jugado y comprometido un montón con este proyecto.

Tocan temas muy crudos…
Es muy profundo. Creemos que la muerte puede pasar de manera efímera por nuestras vidas o que nunca nos va a suceder. Además, decimos muchas cosas del contexto de nuestra sociedad: una madre autoritaria que también es una gran sacerdotisa para la ceremonia que tiene que ver con la muerte. Ella nos quiere convencer a que seamos el siguiente en ser libres. La pregunta es ¿realmente quieres ser el siguiente en ser libre?

¿Qué rescatas de tu proceso creativo?
El proceso ha sido muy duro. Desde que te enteras que vas a interpretar a cada personaje y ves que uno de los retos es el trabajo corporal. Si, de acuerdo a mi personaje, no puedo hablar, ¿cómo lo tengo que hacer para decir lo que quiero decir? ¿Te imaginas? Ha sido un trabajo intenso. Todos han aportado de una u otra manera al trabajo del otro hasta conseguir lo que queremos decir en escena. Muchas veces me dicen ¿cómo han podido lograr esto? Les respondo que únicamente no ha sido gracias a mí, sino al trabajo de todo el equipo, los actores y la gente que viene a vernos.


JULIA THAYS (LA MADRE)
¿Qué nos puedes comentar sobre tu personaje?
LA MADRE es justamente una de las que propone a estos despistados mentales o locos a encerrarse por motivo de rebeldía o la indiferencia que hay en el mundo frente a los traumas que todos ellos pueden haber pasado. Es algo tan similar a cuando vemos las noticias y no nos inmutamos.
Este grupo de locos está harto de eso y se encierra. LA MADRE les ha enseñado este ritual de muerte en el que una vez al año tiene que morir uno para poder liberarse e irse a un mundo mejor y también de paso también comerse la carne de esta persona que muere.

Esto es un refugio, una casa…
Es un espacio cerrado donde nadie los molesta, un espacio oscuro. Ellos son como una manada. Mi personaje “Alfa” es la que manda, la que dice cómo deben ser las cosas, pero también se tejen muchos tipos de relaciones entre ellos. Va a ser interesante que el público descubra esto: lo que la obra cuenta parece algo denso, una realidad chocante, pero también hay muchos momentos cómicos. Hay un punto de vista cómico y absurdo con respecto a la vida, se satiriza mucho de esto.

¿Cuál ha sido el reto de tu personaje?
Todos teníamos miles de actividades y veníamos un poco como cansados a los ensayos. En mi caso, estuve grabando “Mis tres marías” –que acabó hace unos días– y dirigiendo en otra obra. Trabajar la locura propia requiere un esfuerzo físico, emocional y concentración sobrehumanaMi personaje ha sido difícil porque tiene una energía muy alta. No fue tan difícil para mí lograrlo, sin embargo, era lo que necesitaba mi personaje. De alguna manera me tiré una cachetada y me decía: tienes que explorar por este lado y hazlo a fondo. Me siento contenta con el resultado.

¿Cómo fue el trabajo del elenco y director?
Muchas veces hemos empezado riéndonos y haciéndonos bromas lo que nos permitía distendernos para entrar en este mundo mágico y complejo. Las relaciones entre todos empezaron a fluir y nuestro director nos dio también  mucha libertad creativa. Él (Lévano) nos daba unas pautas, nos guiaba, pero fue bueno saber que él tenía confianza en lo que estábamos buscando.

 FICHA DE LA OBRA
Somos libres” de Cristian Lévano 
Dirección: Cristian Lévano 
Elenco: Julia Thays, Andrea Luna, Eduardo Ramos, Alfredo Lévano y Sergio Ota
Lugar: ICPNA (Av. Angamos Oeste 120, Miraflores)
Temporada: Del 10 de noviembre al 4 de diciembre del 2016
Funciones: De jueves a domingo a las 8 pm

Entrevista: LUISA RAL
Fotos: AC Winaray
Crítica Teatral Sanmarquina

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