Extramismamientos: Procesos de liberación de frecuencias

(Crítica de Estación cero, dirigida por Roberto Sánchez-Piérola)

 

Por: Godo Lozano


Para que el sistema social pueda sostenerse, con todo lo que involucra ello, es necesario producir o alienar subjetividades; de lo contrario, el sistema colapsaría. En ese sentido, gracias a la presión de la congestión vehicular, laboral, familiar, política, social, cultural, entre otros, sobre las personas, el sistema se mantiene de pie. El sistema también ofrece vías de escape, como paseos, espacios recreativos, etc.; sin embargo, todo está enmarcado dentro de la producción del mismo. Campos de escape que requieren generar egresos para volver al mismo sistema. ¿Cómo descargar toda esa energía fuera del campo de control del mismo sistema?

Estación cero (2025) es una experiencia inmersiva que ofrece al espectador un espacio para que pueda descargar toda esa energía producida por el tipo de estructura social limeña. Son seis estaciones, seis espacios de extramismamiento, cada una con un único objetivo: “liberar frecuencias, o energías, que alivian la presión de todo”. Están distribuidas de la siguiente manera en los espacios de CasLit, como se puede ver en el plano y leer en el programa de mano de la obra:

Planta baja:

§  Descalibrarse: desnaturalizar la estabilidad de lo plano (8 participantes)

§  Alimentar al gallinazo: despojarse de fracciones innecesarias de la existencia material (8 participantes)

§  Traslocarse: colocarse en el rostro del otro (9 participantes)

Planta alta:

§  Transplantar los órganos olvidados: intercambiar latencias para activar funciones (6 participantes)

§  Efusivizar el ritmo: coreografiar el ruido (10 participantes)

§  Desprender las sombras: cargar paredes para activar el otro lado de la luz (6 participantes

En esta experiencia, el público puede transitar de un espacio a otro. Cada experiencia dura aproximadamente entre 12 a 22 minutos. El espectador decide a qué espacio de extramismamiento ingresar.

En estos espacios, existe un tercer elemento en común que articula la participación entre los espectadores y el actor/actriz guía: la experiencia intersubjetiva de compartir, en el extramismamiento, la liberación de frecuencias para aliviar la presión de todo. Todos son convocados, precisamente, a desvincularse de la realidad social y virtual y a habitar espacios que ofrecen nuevas experiencias. Salirse de sí para construir, junto con los demás, nuevas subjetividades.

Antes de la función, las actrices-guía invitan a los espectadores a despojarse de sus celulares durante la función. Guardarlos, con un número específico, en un baúl con candado. Al final se les devuelve el celular. Desvincularse, no solo físicamente, sino también de manera virtual. El espectador es libre de ingresar en la convención o, amablemente, de retirarse y, por tanto, de volver a la estructura social sin haber tenido la experiencia del extramismamiento. Esta estrategia prepara al espectador para ingresar, sin distracciones, únicamente en relación con el otro, al campo de la experiencia del extramismamiento.

A través de ese tercer elemento en común, la liberación de frecuencias, se ofrece al espectador partícipe, una experiencia intersubjetiva. La intersubjetividad se refiere al proceso en el que la subjetividad de uno se construye y transforma en relación con la subjetividad del otro. No se trata de un sujeto aislado, de la distancia entre los espectadores y estos con los guías actores, sino de un campo relacional donde se propicia la producción de nuevas experiencias. Es un campo compartido que se crea en el vínculo con el otro.

La obra ofrece seis espacios de extramismamiento, de los cuales solo mencionaré uno, pues los demás siguen la misma lógica, aunque con estrategias distintas y, por tanto, con experiencias diversas. Cada sujeto vive la experiencia de manera singular, en relación con el espacio y con los otros, de acuerdo con su fuero interno.

Cabe precisar que la obra no busca transmitir un mensaje: no hay un destinador ni un destinatario, sino que propone una experiencia inmersiva basada en dos movimientos: la producción de subjetividades y la producción de sentidos. Es decir, el espectador descarga frecuencias o energías a través de las estrategias que la obra ofrece en relación con el otro, mediante sensaciones y prácticas concretas; he ahí el movimiento de la intersubjetividad. Y, en ese mismo proceso, produce nuevos pensamientos, nuevos sentidos.

En el espacio Transplantar los órganos olvidados: intercambiar latencias para activar funciones, que tiene un aforo máximo de seis participantes por vez, cada espectador se tiende sobre una colchoneta boca arriba y con un antifaz para dormir. Es la experiencia de la tomografía quiroplástica. Todo se realiza con mucho cuidado. Y se le hace probar dos sabores; el espectador escoge con una señal de los dedos: un dedo opción uno y dos dedos opción dos. Luego se le hace tocar dos materialidades diferentes; también escoge. Por último, dos sabores; también escoge. En ese proceso la actriz guía va diagnosticando el tipo de presión del paciente-espectador. En esa misma dirección, la actriz guía toca una parte del cuerpo del paciente-espectador, como la cabeza, el hombro, con sumo cuidado, e identifica con un nombre el órgano olvidado, por ejemplo, Édolo, y después del extramismamiento, en la misma zona del cuerpo, se le coloca otro órgano, como Úfago. Al final, el paciente-espectador sale con un documento de su diagnóstico y del proceso de transformación, como prueba de su extramismamiento.

Hay una gran diferencia entre escribir y habitar toda esa experiencia inmersiva. Es a través del otro, de los otros, donde se alivia la presión, donde se produce la subjetividad y nuevos sentidos. No se trata de una obra de mensajes para analizar lo que se ve, no está dirigida al raciocinio del espectador, sino más bien a la parte afectiva, a la experiencia misma, al hacer, para producir subjetividades que producen pensamientos, campos de tensión, de intensidades, de movimiento.

Estación cero (2025) explora el campo de la intersubjetividad a través de un tercer elemento: el extramismamiento, entendido como la liberación de frecuencias que alivian la presión de todo. El espectador es tomado como parte de un conjunto mayor, en relación con los demás, donde la producción de subjetividad de uno deviene del encuentro con la subjetividad del otro. Por otro lado, la obra no pretende transmitir un mensaje; todo lo contrario, ofrece un campo de experiencia que propicia la producción de nuevos pensamientos y sentidos. En esa línea, bajo la singularidad del espacio y de su territorialidad, deviene un campo emancipador, pues cada espectador sale con una experiencia propia y con pensamientos y sentidos producidos en ese lugar, en relación con el otro, y que se desvinculan de la estructura social de la realidad cotidiana.

 

Ficha técnica

Obra: Estación cero

Dramaturgia: Creación colectiva

Dirección: Roberto Sánchez-Piérola

Producción: Cuer2

Actores: Edda pacheco, Nola Ordoñez, Carmen Rosa Pérez, Cristina Mauricio, Roxana Tacusi-Oblitas, Roberto Sánchez-Piérola

Funciones: Del 2 de noviembre al 30 de noviembre, 2025

Horario: Domingo 7:00 pm

Lugar: Casa de la Literatura Peruana (Jr. Ancash 207, Centro Histórico de Lima)

Información sobre la obra: https://www.casadelaliteratura.gob.pe/experiencia-participativa-estacion-cero-domingos-noviembre-diciembre/

 


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