Todos eran mis hijos
Ha empezado esta hermosa pieza en el local
del Centro Cultural Británico de Miraflores. Es una interesante oportunidad
para que los aficionados y amantes del teatro puedan apreciar una de las obras
del autor norteamericano Arthur Miller (1915 - 2005). “Todos eran mis hijos” fue
la segunda pieza que se estrenó de Miller en el Teatro Coronet en 1946. La vigencia de la temática se mantiene porque
en el mundo lamentablemente la codicia, el desmedido amor al dinero, sigue
siendo el motor que anima el desarrollo. La tendencia política de Miller, que
se retrata en su forma de reflejar el comportamiento humano, no es aquí una
excepción.
La contratación del actor argentino Víctor
Hugo Vieyra es una acertada decisión. En líneas generales tenemos más actrices
que actores para interpretar un rol como el del personaje del padre que Vieyra
lleva a escena.
Attilia Boschetti, la madre, sobria y atinada está acompañada
por un interesante grupo de actores jóvenes y es un feliz acierto la
designación de cada uno en sus bien llevados personajes.
Carlos Tolentino tiene a su cargo la
dirección de la obra que, en adaptación de Claudio Tolcachir, tiene una
duración de 130 minutos, que transcurren en dos actos y un intermedio de diez
minutos. En el primer acto Tolentino lleva un ritmo medido y propicio para la
clase de intención que el autor tiene para la obra.
Con la interrupción del intermedio, al subir nuevamente el telón parece que hubiéramos variado el tono dramático contenido para pasarnos, más bien, a un tono melodramático en el que los actores gesticulan y elevan las voces pero esta elevación de la intensidad no contribuye a clarificar sino a confundir el sentido, pues Miller no quiere hacer un mártir del Padre.
Con la interrupción del intermedio, al subir nuevamente el telón parece que hubiéramos variado el tono dramático contenido para pasarnos, más bien, a un tono melodramático en el que los actores gesticulan y elevan las voces pero esta elevación de la intensidad no contribuye a clarificar sino a confundir el sentido, pues Miller no quiere hacer un mártir del Padre.
La frase motivo del título: “Todos eran mis hijos”, debería brotar clara, significativamente y ser más importante que cualquier
estremecimiento, grito, y aún impactar más fuerte que un disparo. Todo el
trabajo de ambientación, vestuario y detalles de la época de la Segunda Guerra Mundial
en una ciudad norteamericana, están muy bien cuidados y sobriamente
representados. En líneas generales, una buena variación en la temática general
del teatro capitalino y un gran autor a disposición del público tras una larga
espera.
Ficha artística
Adaptada por: Claudio Tolcachir
Dirección: Carlos Tolentino
Elenco: Víctor Hugo Vieyra (Argentina),
Attilia Boschetti, Sebastián Reátegui, Natalia Cárdenas, Francisco Cabrera,
Alfonso Dibos, Claudia Berninzon, Gerardo García y Daniela Sarfati
Lugar: Teatro Británico (Jr. Bellavista 527,
Miraflores)
Las funciones son de jueves a lunes a las 8pm
La temporada va hasta el 30 de junio
CASSANDRA
SUÁREZ
Crítica
Teatral Sanmarquina
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