El Continente Negro
Tres historias de amor y desamor en tiempos posmodernos
son abordados con propiedad en “El Continente Negro” (1994), del dramaturgo y
siquiatra Marco Antonio de la Parra (Santiago de Chile, 1952). Mezcla de pasión,
humor y melodrama, esta pieza –un clásico del teatro latinoamericano del siglo
XX– algunas historias de amor… poco convencionales.
Aquí el amor no es un sentimiento, sino una
mera ilusión: un “salvavidas” para no quedarse solo, las ganas de vivir lo
prohibido, aquello que necesitamos en nuestras vidas aún cuando no logremos
entenderlo. Quizá, sea una frustración que arrastramos desde siempre y aceptamos
aunque solo nos deje amarguras.
Sus personajes provienen de distintas épocas y
muestran percepciones de vida diferentes: desde una adolescente enamorada (Patricia
Barreto), un hombre talentoso pero con una desastrosa vida amorosa (Alberick
García) o una ama de casa que acepta con naturalidad la infidelidad de su
esposo porque tampoco lo ama (Magali Bolívar).
Las frágiles historias –tres a simple vista,
aunque otras parecen delinearse tenuemente– se desarrollan en una sutil
competencia de ballroom dance. Sin reglas ni ganadores, los personajes giran a
tientas en medio de sinuosos y sensuales ritmos en torno a gráciles coreografías
y una selecta recopilación musical (baladas, boleros y bailes de salón).
El amor siempre será un “continente negro”, término
con que el explorador británico Henry Morton Stanley solía llamar a África. Ese
“sentimiento” misterioso y complejo que, desde cualquier perspectiva, nos lleva
a la felicidad o al ocaso, que nos hará libres o esclavos… siempre tan ambiguo,
tan cierto, tan profundo o tan superficial.
La notable dirección
de Alberto Ísola nos ofrece una coreografía desencantada, honesta y fría sobre un
dilema eterno: las relaciones de pareja. Una sensación frustrante e inconclusa para
los corazones, un deleite para los nostálgicos, una esperanza para los
apasionados o, quizá, la muerte en vida para quienes osen arribar en los desconocidos
linderos de un sentimiento humanamente incomprensible, pero necesario.
Ficha artística
Dirección: Alberto Ísola
Elenco: Patricia Barreto, Magali Bolívar,
Alberick García, Alejandra Guerra y Carlos Mesta
Dirección Adjunta: Nadine Vallejo
Coreografía: Mónica Silva
Escenografía y vestuario: Juan Sebastián
Domínguez
Iluminación: Rolando Muñoz
La temporada va del 18 de junio al 9 de
agosto
Las funciones son de jueves a domingo 8pm
Lugar: Centro Cultural El Olivar (Ca. La
República 455, San Isidro)
Producción: Escena Contemporánea
Informes: escena.contemporanea.lima@gmail.com
BERTHA
ÁVILA
Crítica
Teatral Sanmarquina
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