La humilde dinamita: un ejercicio de memoria
En nuestra
dramaturgia hemos visto cómo en los últimos años diversas puestas en escena han
explorado el conflicto armado interno de nuestro país. “La Cautiva” de Luis
Alberto “Pepo” León, “Proyecto 1980/2000” de Sebastián Rubio y Claudia Tangoa o
“Sin Título [Técnica Mixta]” del Grupo Yuyachkani son algunos buenos ejemplos. En
esta línea podemos situar a “La humilde dinamita”
En
ella se aborda la memoria de nuestra historia reciente y se ensayan respuestas
en torno a la violencia política. Su acción transita entre los andes rurales y
las zonas urbanas, un collage amplio pero necesario dada la magnitud del
conflicto que desea retratar. La dramaturga Marbe Marticorena nos presenta múltiples
historias en un esfuerzo por darnos todos los puntos de vista posibles de los
sucesos.
Una
familia de los Andes cuyos miembros tomarán diversos rumbos hacia un trágico
desenlace; una mujer en la búsqueda de su hijo desaparecido; una dirigente valiente
que enfrenta la violencia; dos poderosos hombres que se arrogan el destino de otros;
guerrilleros sin convicción, soldados deshumanizados y, sobre ellos, una
presencia etérea (¿es la Pacha Mama o algún otra deidad del panteón andino?)
que tratará de entender y explicar tan complejo abanico.
Matanzas
de campesinos, atentados en las ciudades, hombres que se creen iluminados y
cuya locura (mesianismo) los envanece y envilece. Las escenas van desde algunas
trágicas hasta ciertos momentos un poco más relajados, pero ambas se complementan
y cobran sentido dentro de lo narrado. Al final, queda una pregunta ¿cómo
comenzó toda esta barbarie, toda esta violencia?
El
elenco tiene una participación muy destacable. Cada actor o actriz realiza múltiples
personajes y, gracias a su buen hacer, el espectador puede diferenciar
fácilmente a cada personaje. Basta un gesto, un detalle en el vestido o un cambio en la voz para apreciar esta
transformación. Una mención especial merece Leslie Guillén y sus momentos interpretando
a una dirigente popular inspirado en María Elena Moyano.
Angelita
Velásquez entrega el trabajo más complejo de la puesta. Da vida a un personaje quechua
hablante y su buena actuación hace que así uno no sepa quechua lo comprenda gracias
a la expresividad de la actriz. César Chirinos y Rolando Reaño alcanzan una
gran interpretación conjunta al reflejar las dos caras de una misma moneda: la
violencia.
César
Golac –en la piel de Jonás– realiza un buen trabajo como hilo conductor de la
historia. A lo largo de la puesta se perciben algunos planteamientos de Carlos
Iván Degregori que intenta explicar el
conflicto armado interno, sus orígenes y su proceso. Por todo esto, “La humilde
dinamita” de Marbe Marticorena se convierte en un duro pero muy necesario ejercicio
de la memoria histórica reciente. Vayan a ver esta obra.
Fotografías:
Kitty Bejarano
Ficha técnica
“La
humilde dinamita” de Marbe Marticorena
Dirección:
Marbe Marticorena
Elenco:
Leslie Guillén, Lilian Nieto, Rolando Reaño, César Chirinos, José Avilés, César
Golac, Angelita Velásquez y Omar Peralta.
Lugar:
Teatro de la Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Funciones:
Miércoles y jueves a las 8pm
Temporada:
Del 3 de mayo hasta el 23 de junio de 2016
Producción:
Revuelo arte/escena
AMIR R.
Crítica Teatral Sanmarquina
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