CÓMO DUELE CRECER
Sobre: “EL ÚLTIMO VERANO”
El 71.1%de
ellos señaló que la modalidad más frecuente fue el hostigamiento (95.5%): insultos,
burlas, desprecio, apodos, rechazo, chismes; acoso (41.7%): mensajes virtuales
o escritos ofensivos, fotos, videos colgado en internet, Facebook que lo
avergüenzan, encierro en algún lugar (baño, salón de clase) y; amenazas (14.2%):
daño físico o amenaza de muerte.
Luego
aparecerá Emil (Cristhian Palomino), personaje que afectará la amistad de ambas
amigas. Este adolescente algo misterioso, cuyo talento nato para la música –con
un mentor imaginario llamado Friedrich, un pianista de inicios del siglo XIX– no
lo salvará del sufrimiento, angustia y dolor que vive.
La adolescencia
es un paso inevitable hacia la adultez. Según el estudio técnico “Situación de
salud de los adolescentes y jóvenes en el Perú 2017” existe un 73.8% de
adolescentes víctimas de violencia física o psicológica en instituciones
educativas de nuestro país.
Cristhian Palomino, Ana Lucía Pérez y Malory Vargas. |
Quizá,
por ello, resulta tan oportuna ver la puesta en escena de “El último verano”. Escrita
y dirigida por Cristhian Palomino, esta pieza aborda los problemas más críticos
en esta etapa –el acoso escolar (bullying), los primeros amores y decepciones, la
identidad, el empoderamiento femenino o la necesidad de competencia– con otros no
tan ajenos a la salud mental de nuestro país como la esquizofrenia, la depresión,
el temor o el suicidio.
La
historia nos sumerge en el mundo de Brisa (Malory Vargas) y Liz (Eka Konysheva),
dos amigas inseparables que comparten ideales propios de estos tiempos. Prefieren
cumplir sus sueños, desarrollar sus habilidades (a una le gusta el hip hop y a
la otra la danza) y metas personales, en lugar de tener una vida de lujos, casarse
o ser madre.
Emil (Palomino) |
Dianita
(Ana Lucía Pérez), adolescente víctima de bullying, se torna insegura derivando
hacia los vicios (fumar) para conseguir un equilibrio emocional. Se aferra
mucho a la amistad de Brisa y Emil, quienes son sus protectores y defensores. La pieza
aborda la forma cruda del bullying y sus secuelas: deserción escolar, suicidio o
menosprecio; y, a su vez, el daño mental (esquizofrenia) relacionado a un
talento. También invita a reflexionar sobre lo duro que es aceptar la pérdida
(muerte) de los “mejores amigos”; más aún en fechas importantes –la ceremonia
de graduación escolar– en la que sabes que no estarán. La
puesta se desarrolla en tiempo actual, en un campamento de verano frecuentado
por alumnos de la escuela secundaria: la pieza es una adaptación del bestseller
“Él entre nosotras” (“Ethan between us” de 1999), novela de la estadounidense Anna Myers (Oklahoma, 1969).
"El último verano" |
A pesar
de su corta duración, la obra plantea bastante bien estos temas y los adhiere a
sus planos temporales y espaciales. Salvo el preámbulo inicial –un tanto largo,
a mi parecer– en el que Emil aparece con su piano, la puesta maneja un buen
ritmo. La interacción de los cuatro actores en sus diferentes personajes hace muy
dinámico y atractivo el trabajo en escena.
De ese
modo, Pérez resaltó por su versatilidad y talento al encarnar diversos roles
–la mamá de Emil, la señora Garay, Giannina Prado y Dianita, el más entrañable
de todos–. Konysheva y Vargas imprimieron dulzura y dureza a sus sendos papeles.
Palomino manejó un personaje esquizofrénico sin quitarle su lado lúcido y
heroico. La
escenografía estuvo acorde a las escenas y los recursos técnicos como el humo y
el juego de luces presentes en el “incendio” resultaron útiles, mientras que el
vestuario diferenció claramente las acciones entre la escuela y el campamento.
Es de destacar que el carácter reflexivo de la propuesta involucra a su audiencia no solo como testigo, sino como víctima de las crisis de la adolescencia. Una etapa llena de conflictos internos y externos que, sin una buena guía, podría tornarse en un oscuro y peligroso camino, y cuyas respuestas erróneamente puedan encontrarse en los vicios, la depresión o el suicidio. Aun en temporada, “El último verano” es una puesta valiente y recomendable para meditar sobre la fragilidad emocional de los adultos del mañana.
Es de destacar que el carácter reflexivo de la propuesta involucra a su audiencia no solo como testigo, sino como víctima de las crisis de la adolescencia. Una etapa llena de conflictos internos y externos que, sin una buena guía, podría tornarse en un oscuro y peligroso camino, y cuyas respuestas erróneamente puedan encontrarse en los vicios, la depresión o el suicidio. Aun en temporada, “El último verano” es una puesta valiente y recomendable para meditar sobre la fragilidad emocional de los adultos del mañana.
FICHA DE LA OBRA
“El último verano” de Cristhian Palomino
Dirección: Cristhian Palomino (Basado en la dirección de Javier Merino)
Asistente de dirección: Daniel Zárate
Elenco: Malory Vargas, Eka Konysheva, Cristhian Palomino y
Ana Lucía Pérez
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Lugar: Asociación de Artistas Aficionados (Jr. Ica 323, Lima)
Funciones:
Viernes y sábados a las 8pm / Domingos a las 7pm
Temporada
del 28 de setiembre al 21 de octubre de 2018
Entradas
Atrápalo y boletería de la AAA una hora antes de función
LUISA RAL
Crítica Teatral Sanmarquina
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