"¡A ver, un aplauso!": dos payasos conversan


Por estos días se viene presentando en el Museo de Arte de Lima (MALI) “¡A ver, un aplauso!”, pieza escrita por César De María en 1984. Roberto Ángeles, quien anteriormente había dirigido “Laberinto de Monstruos”, del mismo autor, recrea esta vez la historia de dos payasos callejeros con las actuaciones de Manuel Gold, Nicolás Galindo, Gabriel Iglesias y Daniela Baertl, los dos últimos alumnos del Taller de Formación Actoral de Ángeles.
En la obra, Tripaloca (Manuel Gold) y Tartaloro (Nicolás Galindo) son payasos ambulantes que ofrecen su espectáculo en el centro de Lima durante los convulsos años ochenta. La puesta comienza cuando Tripaloca está agonizando presa de una enfermedad propia de la miseria en la que vive, la tuberculosis. Dos emisarios de la muerte (Daniela Baertl y Gabriel Iglesias) llegan  a reclamar la vida del protagonista pero en ese momento su amigo Tartaloro los detiene so pretexto de estar escribiendo las memorias del moribundo.
Entonces comienza un viaje por los momentos más importantes de la vida de Tripaloca, sus alegrías y sus innumerables miserias. Como todo un profesional, el payaso debe hacer reír a su público a pesar de los ríos de lágrimas que corre por su interior porque de las carcajadas de quienes ven su espectáculo depende que esa noche tenga que comer. Hasta allí el argumento pinta de lo más interesante: una tragicomedia con un final amargo salpicado de momentos cómicos, ambientada en una de las décadas más difíciles de nuestra historia.
Roberto Ángeles saca muy buen partido de los momentos de comedia con situaciones divertidas, sin embargo, no queda tan bien parado al aproximarse al drama humano que rodea a sus protagonistas. Gold realiza un muy buen papel cómico pero a la hora de contar sus tragedias no termina de convencer realmente. Es un personaje cómico pero no un cómico ambulante de lo pulcro que se ve: un payaso de la calle es mucho más que decir groserías. De otro lado, el Tartaloro de Nicolás Galindo y su voz de como quien está a punto de llorar no termina de hacernos reír ni conmover sonando un tanto irritante a medida que avanza la obra.
Mención especial merece la actuación de Gabriel Iglesias, quien hace un trabajo camaleónico en la puesta. Primero como heraldo de la muerte, después como Fosforito, un payaso importante en el pasado de Tripaloca, y luego haciendo múltiples papeles según lo requieran los recuerdos del protagonista. Es memorable el momento en que Iglesias hace de brujo amazónico y sus intervenciones cómicas fueron las que más risas arrancaron. Hacia el final la obra se torna más amarga, dejando de lado todo atisbo de comicidad y preparándonos para el ineludible destino del personaje principal.
El texto de De María nos envuelve en un drama humano, con toques de comicidad en años turbulentos, pero en la versión de Ángeles uno se olvida de la época y el drama, pesando más lo cómico. En los minutos finales se impone la tragedia y uno se queda con la sensación de que se terminó haciendo una obra ligera –por no decir “light”– de un argumento que daba para más. “¡A ver, un aplauso!” estará en cartelera hasta el 22 de octubre. Las funciones van los viernes, sábados y lunes (8pm) y los domingos (7pm) en el auditorio AFP Integra del MALI. Vayan a verla.

Ficha técnica
"¡A ver, un aplauso!", de César De María
Dirige: Roberto Ángeles
Actúan: Manuel Gold, Nicolás Galindo, Gabriel Iglesias y Daniela Baertl
La temporada culmina el 22 de octubre.

RAMIRO  MIRANDA
Crítica Teatral Sanmarquina

Comentarios

  1. Una puesta en escena muy light. Mejor hubiese dirigido a los cómicos de la calle, seria mas interesante que poner actores que funjan d cómicos...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares