Un poco de elegancia

Creo que es necesario reflexionar sobre la crítica que tenemos en la “tres veces coronada villa”. Como los periódicos (¿cuántos hay?) no quieren pagar la crítica, esta quedó reducida no a su mínima expresión, pero sí al ámbito del Internet. Así también surgió Crítica Teatral Sanmarquina como una necesidad de testimoniar este tiempo teatral y para no dejarle a la historia lo que cada uno piensa de sí mismo.

Los “todistas” que hacen comentarios de libros, exposiciones, artistas visitantes y no tan visitantes y “escritores de todos los concursos” se vieron obligados por el designio de sus dioses tutelares también a hacer crítica y vemos que en El Comercio ha vuelto a surgir después de tiempo el membrete de “Crítica de Teatro”. Mi opinión es como dice el adagio “No se puede tapar el sol con un dedo”. Y así como blog, página o frase cibernética la crítica se está sintiendo.

Comparemos nada más el comentario del señor Alberto Servat, al que solo conocíamos por su ferviente admiración a Nueva York, que el domingo 16 de marzo escribe sobre “Incendios”. ¿Fue motivada por la crítica de Germán Ballesteros en su blog? Crítica de gran claridad, pero que un poquito más reflexionada hubiese quedado mejor. Digo esto porque el actor Carlos Victoria la sintió muy profundamente y con todo derecho así lo manifestó. (Todo esto por las vías electrónicas).

Cuál no habrá sido el desconcierto del actor Carlos Victoria, cuando el señor Servat en la crítica del gran diario (es el de mayor tamaño) El Comercio, en el acápite Ficha ni siquiera lo menciona. Seguramente van a venir mayores desconciertos que se motivarán indudablemente cuando alguien se atreva a opinar lo que los patrocinadores de las empresas teatrales no quieren oír. Lo importante y seductor de todo esto es que a pesar de los pesares sigue valiendo la antigua frase aquella de que “al sol…”

CASANDRA SUÁREZ

Crítica Teatral Sanmarquina