El convento transgresor

Con “Alicia en el país de las cuerdas” las alumnas del séptimo ciclo de actuación de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica (TUC) afrontan su primera experiencia sobre las tablas y ante el público. Esta creación colectiva y dirigida por Carlos Tolentino aborda la posesión demoniaca de unas monjas ursulinas en Loudun, en Francia, en el siglo XVII.
Según la historia, Urbain Grandier, párroco de Saint Pierre du Marche, recibió una revelación, aparentemente del demonio, que decía que él sería padre de un niño y Mesías de la Humanidad. Es así que, en 1632, Grandier ingresa al convento de las ursulinas disfrazado de Jeanne de Belcier, la madre superiora, imponiendo una severa disciplina y convenciendo a las jóvenes religiosas que la peste acabó con todos los hombres fuera del convento.
Poco a poco, nos vemos inmersos en un monasterio opresor y asfixiante. Las monjas no tienen contacto con el mundo exterior. Ni siquiera hablan entre ellas. Sólo una de las novicias denuncia al público los cambios que se están produciendo en sus compañeras hasta que ella misma termina sucumbiendo a la posesión. En “Alicia…” existen varias aristas que analizar.
La primera es la apuesta de las jóvenes actrices por explorar el llamado Teatro Posdramático, en el cual el texto deja de ser el eje principal, dando paso a la danza, la música o la poesía. Y es que en este montaje la expresión corporal juega un papel importante al contarnos la severidad de las prácticas religiosas y cómo la mística se degenera hasta lindar con la promiscuidad, la locura y la posesión demoniaca. Uno de los momentos mejor logrados fue el festín brutal de jugosas granadas.
Las piezas del teatro posdramático dejan abiertas muchas posibilidades narrativas, pero que si no son entrelazadas de manera adecuada, desnudan vacíos, como sucede con “Alicia…” y obliga al espectador a recurrir al programa de mano o, incluso, otro tipo de lecturas para tener una idea más clara de la historia. Otro factor que juega en contra del montaje fue la designación a una actriz para el papel del párroco Grandier, quien una vez dentro del convento corrompe a las jóvenes novicias.
Este detalle me hizo percibir, primero, un problema de homosexualismo que, en realidad, no se trata en escena. Incluso, el maquillaje no ayudó mucho para acentuar la apariencia masculina del personaje, aunque sí para remarcar la posesión demoniaca de las monjas. Sin embargo, a pesar de sus tropiezos, “Alicia en el país de las cuerdas” es una interesante puesta en escena que nos muestra los nuevos caminos que está tomando el teatro de vanguardia. Y puede verlo en el Teatro Mocha Graña de Barranco, las noches de jueves a domingo.

Ficha técnica
“Alicia en el país de las cuerdas”,
Dirige: Carlos Tolentino
Actúan: alumnos de séptimo ciclo de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica (TUC).
Lugar: Teatro Mocha Graña (Av. Sáenz Peña 107 Barranco)
Temporada: Del 1 al 24 de junio 2012
La obra va de viernes a domingo a las 8pm.

ADA LANDEO TORRES
Crítica Teatral Sanmarquina

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