Rosa de dos aromas


Este trabajo teatral es toda una celebración y así lo recibe el público que goza de jueves a lunes (días populares) a las 8pm y los domingos a las 7pm en el Teatro de Lucía, un acogedor lugar de la calle Bellavista 512, en Miraflores. Aquí celebramos una cierta recuperación –casi un rescate– del teatro cómplice, amistoso, de lugares que no pueden desplegar un exhibicionismo técnico y, más bien, crean a través del ingenio una fantasía que contagia e incentiva a la capacidad del público.
El dramaturgo mexicano Emilio Carballido (1925 - 2008), de larga trayectoria en el teatro de su país y bastante representado entre nosotros también, es, en primer lugar, egresado de la reconocida Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Autor de gran trayectoria internacional, Carballido une la sencillez a la profundidad, posee toda la picardía y precisión para plantearnos un dilema hondo y popular de manera clara, divertida y nada escapista, sino optando inteligentemente por una posible resolución o un claro enfrentamiento.
Carlos Mesta, que ya ha destacado ampliamente en la actuación y escenografía, dirige esta pieza de manera muy acertada contando con la eficaz colaboración de Norma Berrade. Quiero insistir en la ocasión que nos brinda esta puesta en escena: una celebración en más de un sentido. Que “Rosa de dos aromas”, una linda puesta en escena, nos da la oportunidad de conseguir en este momento un lugar para “hablar de teatro”.
Además del consabido espacio comercial o de la necesaria publicidad que actualmente se estila y que parecería ir tomando un carácter de absoluto y poder mínimamente, digo, retomar la posibilidad de conversar con quienes disfrutan del quehacer teatral a manera de reflexión y comentario con el único compromiso apasionado que nos anima a  ir al teatro y opinar sobre él. Porque con sus caídas y sus glorias nuestro teatro sigue siendo ese lugar de animadas pasiones y profunda necesidad de ser compartido. ¡Hagámoslo, pues, enhorabuena!
Y bueno, a estas alturas de mi “nuevo debut” –horrible pleonasmo, si se puede aplicar este término– ustedes todos se estarán preguntando ¿qué pasó? ¿Se olvidó de las actrices? Lo que podría asegurar es que la fórmula para coincidir y estar de acuerdo con que no les prodigo falacias al hablar de las protagonistas de “Rosa de dos aromas”, es que vayan a verlas, sí a las dos juntas y en la misma aventura. Montserrat Brugué y Sandra Bernasconi, ni una menos ni una más, precisas, exactas.
Y así igualmente estoy convencida de que luego de disfrutar de esta “Rosa de dos aromas”, conseguiré un aval poderoso delante de sus opiniones teatrales, porque en términos simples y concretos la pieza está muy buena y las actrices alcanzan un gran nivel de pericia actoral, gusto, sentimiento y tantas cosas lindas que nos regala el teatro hecho con alma, corazón y vida.

COLOFÓN
Me place sobremanera iniciar este nuevo capítulo de mi peregrinaje teatral dentro de un contexto que solicita de nosotros, no de la callada bienaventuranza, sino la efervescente discusión o tal vez  y, por añadidura, la otra palabra que por temida, está casi borrada de nuestras  tímidas y prudentes nomenclaturas: una polémica con fundamento y afán esclarecedor. Aquí mismo vamos a conseguir la ansiada oportunidad de arriesgar opinión y claro… hasta cuando los feroces hados del destino nos mantengan abiertas las puertas de la caprichosa oportunidad.
¡Aleluya!

Ficha técnica
“Rosa de aromas”, de Emilio Carballido
Actrices: Sandra Bernasconi-Montserrat Brugué
Dirección general: Carlos Mesta  / Codirección: Norma Berrade

CASSANDRA SUÁREZ
Crítica Teatral Sanmarquina

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