HUARAZ, NUEVE DÍAS (DE)MUESTRA (Parte III)
XXVIII Muestra Nacional de Teatro Peruano
Escribe: KARLOS LÓPEZ RENTERÍA
Fotos: EDGAR PALOMINO - ANTARES (AYACUCHO) / ILLARI (HUARAZ)
Fotos: EDGAR PALOMINO - ANTARES (AYACUCHO) / ILLARI (HUARAZ)
JUEVES
28 – Jornada de las tradiciones peruanas
“Urpila”
– Arenas y Esteras (Villa El Salvador – Lima)
Partiendo de los cuentos “Urpila y el
algarrobo” y “Sopa de piedras”, la Asociación Cultural Arenas y Esteras
presenta este espectáculo que, fiel a su estilo, se sirve de la danza,
narración oral y circo. Su capacidad organizativa como asociación se filtra en
la limpieza de los momentos de la obra. Esto lo vemos también en el interés
temático de sus espectáculos precedentes, cuya mirada se coloca en la
organización de los mundos, reales y posibles. Pensemos que el lugar histórico
del grupo es Villa El Salvador, esa zona que delimita la periferia limeña
constituida hoy como un mundo con capacidades propias de desarrollo y en donde
las artes, especialmente las escénicas, han jugado un rol importante en su
devenir organizativo. En este contexto, “Arenas y esteras”, ocupa el lugar del
llamado Teatro comunitario.
"Urpila" de Arena y Esteras |
Conocer esta tradición es fundamental para
reflexionar su poética. Aquí la transmisión de información es uno de los ejes
por donde fluyen los mitos originarios de las comunidades diversas que formaron
VES. En el fondo, en lo mítico, el grupo encuentra su interés. Su teatro se
piensa a partir de los saberes originarios para construir su perspectiva
ciudadana.
En “Urpila” los valores comunitarios,
además de ser enunciados, se manifiestan a través de cada disciplina propuesta.
Considero un acierto iniciar con “la palabra” para vincularse con el
espectador. A partir de ahí, el espectáculo se cuenta gracias a un depurado
trabajo de telas, malabares y vestuarios que afirman la atmósfera mágica cuya última
etapa la habita el circo. Es decir, el asombro al final. La disciplina como
proeza humana.
Queda en esta mesa y para el grupo,
cuestionarse sobre la utilización de micrófonos cuyos usos, alternando la voz
natural e incluso la grabada, generan texturas y conceptos sonoros en los
espectáculos, pero cuando son el único soporte vocal, la afectación se modifica
en favor de lo artificial - plastificado y no reduce la distancia con el
público que tanto buscamos.
“El
viaje de Rutsi” – Tirulato (Lima)
Tirulato es un proyecto interesado en la
producción teatral centrada en los universos para la infancia, niñez y
adolescencia. Su perspectiva es la investigación temática a través de los mitos
y narrativas populares del Perú y el mundo, así como una revaloración del
oficio escénico en sus diversas herencias técnicas.
En “El viaje de Rutsi”, basado
en la versión literaria de Cucha del Águila sobre la novela “Rutsi – El
geniecillo de la selva” de Carlota Carvallo, el grupo hace uso de recursos que
ya componen su propia técnica: narración oral y máscaras. La frescura de esta
propuesta radica en dos detalles: el director invitado es Ricardo Delgado
(Fundador y director de Angeldemonio) y los pasajes a terrenos míticos,
cotidianos y de suspenso en el desarrollo de la obra.
Los detalles no temen
asustar ni afectar más de la cuenta. Podemos decir que hay responsabilidad
acorde a los tiempos. El grupo sabe, el teatro también, que su público, el
“menor de edad” escondido en el eufemismo “familiar”, no es tonto. Los niños y
niñas están llenos de narrativas, más violentas de las que queremos reconocer.
“El viaje de Rutsi” lleva de la mano al espectador en un periplo por la
mitología amazónica hasta la violenta urbe de nuestros días.
“Mariposa
de cristal” – Parada Alterna (Piura)
Tengo la suerte de conocer el trabajo de
Parada Alterna desde sus inicios. El interés de su directora Katiuska Granda
siempre fue el melodrama y ha sido fiel a ese interés personal que contagia la
esfera grupal. Doy fe que “Mariposa de cristal” es su trabajo más cuajado. Esto
se debe al buen nivel actoral del equipo y a una ingeniosa solución espacial
que iba del escenario a los pasillos entre butacas.
Si bien esa espacialidad
tenía incoherencias algunas veces, el sistema de la obra ocurriendo en un
teatro entre ensayos, permitía que la acción general fluya. Al melodrama, “el
teatro de arte” lo ha relegado a la inocencia de temáticas conservadoras y que
la telenovela latinoamericana (y turca seguramente) tanto han popularizado.
De
esta lógica se desprende que en nuestro país uno de sus mayores representantes
sea el guionista Eduardo Adrianzén, cuya dramaturgia coincide estructuralmente
con la de Parada Alterna. Me refiero a una clara “acción dramática” que, a
riesgo de agotarse, recurre a los trucos de invasión de un afuera peligroso
(una bomba de guerra explota fuera del teatro), un contexto histórico
específico que va filtrando detalles con literalidad televisiva, personajes que
aparecen convenientemente al develarse algo que espectadores y actores sabemos
desde el inicio, pero la coincidencia mayor es el lugar de la metáfora central
que inequívocamente titula la obra.
La anécdota de la obra es sencilla y eso
tranquiliza a quien la ve. No hay más que dos sistemas funcionando: el evidente
y el oculto. El espectador conoce ambos
o, al menos, puede leer su movimiento. Los actores también y esto debería
considerarse un problema técnico ya que acusan todo el tiempo lo que van a
hacer y que se pretende casual. Si bien hay jerarquía de protagónicos y demás,
son los roles periféricos los que dan respiro a la obra. Esta no solo juega con
el teatro como trabajo de los protagonistas sino también como dispositivo
interno.
Por esto, elegir el “Fausto” de Goethe como la obra por representar
dentro del teatro, no refleja los mecanismos teatrales como sí lo hace el
militar encubierto. El disfraz de tartamudo que logra engañar a los mentirosos
de la escena. Queda en el grupo revisar
las pronunciaciones alemanas si quieren sostener el verosímil de ser alemanes o,
por el contrario, evidenciar que no lo son. Pero la decisión es urgente en pos
de alcanzar el dibujo de ese disfraz que todos vemos.
Finalmente, y haciéndole justicia al
género, pensemos en el melodrama como lo hacía Jacques Lecoq, refiriéndose a
éste como el terreno dramático en el que el actor/actriz interpreta creyendo
intensamente las condiciones planteadas. El público, por lo pronto, hizo
delicia de lo visto en “Mariposa de cristal”. No nos mintamos, el melodrama es
la teta de la que hemos bebido todes en algún momento, para bien o para mal.
“Ipso
Facto” – D’Nada teatro (Chiclayo)
El, hoy denunciado, coreógrafo Guillermo
Castrillón contaba en algún número de la desaparecida revista La Lupe, una
experiencia con su primer estreno. Había invitado como espectador a su maestro
y antiguo director Oscar Naters del grupo Íntegro. A la semana siguiente de ese
estreno, Naters apareció en casa de Castrillón, increpándole: “¿dónde estás tú?
Estoy harto de ver “integritos” por ahí, pero ¿dónde estás tú?”.
Esta pregunta
referida a la herencia estética es un elemento crucial en la búsqueda de
lenguajes propios. Pero, ¿cuánto de esa herencia, cuasi genética, debe notarse
al nivel de réplica? La respuesta es personal, lo sabemos, y puede gustar o no.
Elegir ser continuador de una tradición estética es una opción que muchos
eligen, con un público que los avala. Pensemos sino en los modos del teatro
antropológico o en la tradición del payaso europeo y el “claun” en nuestro
país. Natalio Díaz, director de D’Nada Teatro, funda su propuesta en la
tradición de Espacio Libre y elige continuar un modo poético a través de la
lírica textual, las texturas de iluminación y lúdica escenográfica de algunos
espectáculos del grupo fundado por Diego La Hoz. Tratándose del cuarto
espectáculo del grupo chiclayano ya debería comprender que el corsé de la
tradición impiden que su voz y subjetividad, emerja.
A pesar de que el cumplimiento
del manual sí garantiza cuotas fundamentales para la fortuna de la obra:
presencia y fuerza actoral, limpieza escénica, aprovechamiento espacial y
definidos momentos de luz y sonido, quizá le sirva al grupo considerar que los
usos de todos esos valores son los que hacen la diferencia con la tradición y
permiten la producción del lenguaje propio.
“Ipso facto” es un espectáculo que
se sostiene en la estructura textual y la disociación de imágenes actorales.
Sin embargo, la anécdota conduce débilmente al momento de anagnórisis que no
logra abrir la puerta hacia la secuencia final. El símil con la voz latina ipso facto traducida a “por este hecho”
y popularmente a “en el acto”, no aparece en el relato y menos en el
planteamiento de los reflejos que la puesta en escena plantea.
“El
monte calvo” – Antares (Ayacucho)
Conozco indirectamente el trabajo del grupo
Antares gracias a la amistad de uno de sus antiguos integrantes cuyos
espectáculos en los FESTTAs (Festival Escolar de Teatro Túpac Amaru) me
permitieron conocer algo de su poética alojada en el universo adolescente, esa
hora apocalíptica en la que todos adolecemos.
En este caso y con dirección de Edgar
Palomino, pude disfrutar de “El monte calvo”, adaptación del texto de mi
admirado Jairo Aníbal Niño. La propuesta debe su valor al trabajo plástico de
los jóvenes actores cuya fuerza y ángel, permite el verosímil de una edad que
les triplica en la ficción. Hay una lógica del dúo de payasos más cercano al
Beckett de la etapa Godot (por favor, no digamos absurdo) con guiños al
esperpento y grotesco. El grupo, de la zona centro peruana, también bebe de
otro espectáculo ya clásico, “Mades Medus” del grupo Expresión de Huancayo,
cuya delicia dialéctica es una de las propuestas estéticas con mayor vigencia
en los dúos del Perú no limeño.
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