"Por mis zarzuelas": Habitar un no lugar

Crítica de "Por mis zarzuelas", dirigida por Luciano Castro


¿Qué significa habitar un no lugar? Cuando Calipso le ofrece la inmortalidad y la eterna juventud a Ulises, él la rechaza. ¿Por qué? Si bien su cuerpo estaba en la isla de Ogigia, su mente y su espíritu se encontraban en Ítaca. Habitar un no lugar significa precisamente eso: estar dividido, ni en la isla de Ogigia ni en Ítaca, y a la vez en ambas, pero partido. Es un estado constante de ambivalencia e incertidumbre. Ulises desea retornar a su tierra amada, volver a habitar un lugar. Por eso rechaza la inmortalidad.



Por mis zarzuelas es una propuesta escénica que dialoga con esta idea. Don Tomás, un hombre de 80 años, al igual que Ulises, habita un no lugar: su cuerpo se encuentra en una casa de salud en Perú, pero su mente vive en España. Sin embargo, Don Tomás, un personaje pícaro, se las ingenia para hacer realidad su deseo. Recordar, en su sentido etimológico (re: de nuevo y cordis: corazón), no solo significa traer algo de nuevo a la memoria, sino también volver a pasar por el corazón, es decir, volver a sentir y vivir una experiencia pasada. Así, el personaje revive varias de las experiencias más significativas de su vida: una serie de óperas en las que él es el protagonista, acompañado por otros personajes que lo ayudan a crear ese mundo anhelado.

Desde esa casa de salud, entre la soledad y los recuerdos, Don Tomás transita por distintos momentos de su juventud. En ese viaje interior, el personaje deviene en cantante de ópera, en tenor. Se produce entonces el salto ontológico, en palabras de Jorge Dubatti, del cuerpo poético (el personaje) al cuerpo del sujeto de la realidad cotidiana, pero en una situación específica: la del cantante profesional. El salto ontológico no es hacia el cuerpo cotidiano de una persona común, sino hacia el cuerpo de un tenor. Esto es propio del género artístico de la zarzuela, una forma escénica que articula teatro, música y danza. Este recurso permite que la propuesta dialogue con otras disciplinas artísticas y, al mismo tiempo, haga posible el deseo de un hombre de 80 años: habitar aquel lugar que lo vio nacer. El personaje podría decir: “Si no puedo habitar en España, puedo crear mundos aquí, a través de mis recuerdos, de mis zarzuelas, para estar en mi tierra.”

Entre estos recursos interdisciplinares, a Don Tomás se le presenta un atisbo de esperanza más allá de sus mundos imaginarios: volver a España. El recuerdo de una posible hija despierta en él el deseo de regresar a la tierra que lo vio nacer y crecer, de volver a su Ítaca. Así, junto a Juanita, la empleada que lo cuida, emprende un viaje a través de las redes sociales para encontrar a esa hija de esperanza. De ese modo, Don Tomás encuentra su barco para zarpar de la isla de Ogigia hacia Ítaca.

La propuesta plantea la experiencia de habitar un no lugar y sus vicisitudes, así como la posibilidad de habitar, a través del teatro, el canto y la danza, el lugar deseado: los momentos más significativos en la vida de un hombre de 80 años que se debate entre la soledad, la enfermedad y la muerte. Esos momentos de oasis son los que lo mantienen en pie y hacen posible el recuerdo de una posible hija, acercándolo al sueño de volver a la tierra que lo vio nacer. En otras palabras, crear mundos imaginarios de la tierra que nos vio nacer, incluso en tierras extranjeras, es también una forma de vivir: de volver a pasar por el corazón, de ser atravesado nuevamente por la experiencia y, por lo tanto, de transformarse de un sujeto deseante en un sujeto de acción.


Crítico: Godo Lozano



Ficha técnica 

Obra: Por mis zarzuelas 

Dramaturgia y dirección: Luciano Castro

Coproducción: Embajada de España en el Perú y el Centro Español del Perú

Elenco: Arturo Vigo (tenor), Mónica Villanueva (mezzosoprana), Carlos Callirgos (tenor) y Adriana Guevara (soprano)

Función: 3 de octubre

Horario: Viernes 8:00 p. m.

Lugar: Teatro Antonio Banderas (Av. Salaverry 1910, Jesús María)


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