Más allá de Sergi Belbel
Hace un poco más de quince años conocimos al
autor catalán Sergi Belbel (Terrasa, 1963) cuando el dramaturgo e investigador
peruano José Manuel Lázaro le regaló a Espacio Libre una noche de conversa sobre
su mirada del teatro post-dramático. José Manuel nos hizo una clasificación
sencilla de las nuevas formas de la dramaturgia y con un ejemplo práctico citó
la obra “Caricias” para explicar sobre estructuras fragmentadas. Realmente fue revelador. Quedamos fascinados.
El Festival Sala de Parto 2016 trajo al autor y director catalán y, por supuesto, no podíamos dejar pasar la oportunidad de conocerlo. Más aún cuando sabíamos de su vínculo discipular con dramaturgo español José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940). Otra pieza fundamental para nuestro aprendizaje e investigación de las teatralidades. Es así que, gracias a la gestión de Alejandro Clavier, pudimos reunirnos Diego La Hoz y Karlos López Rentería en un encuentro dominical que despedía su primera vez en el Perú.
El Festival Sala de Parto 2016 trajo al autor y director catalán y, por supuesto, no podíamos dejar pasar la oportunidad de conocerlo. Más aún cuando sabíamos de su vínculo discipular con dramaturgo español José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940). Otra pieza fundamental para nuestro aprendizaje e investigación de las teatralidades. Es así que, gracias a la gestión de Alejandro Clavier, pudimos reunirnos Diego La Hoz y Karlos López Rentería en un encuentro dominical que despedía su primera vez en el Perú.
La Hoz: Nosotros
somos un grupo de teatro autónomo y nos interesa generar redes con teatristas
del mundo. Tenemos diversas plataformas donde publicamos para poder generar el
diálogo entre colegas. Algo que llamó mi atención es que yo siempre digo: “Soy un director que escribe” y, de
pronto, me encuentro con que tú dices: “Yo
soy un autor que dirige”. ¿Escribir o dirigir?
Belbel: En mi caso, apareció simultáneamente.
Yo estudiaba Filología y tomé “teatro” como asignatura electiva. El profesor
era Sanchis Sinisterra. En ese momento descubrí que aquello que para mí era un hobby luego sería mi objeto de estudio.
A veces los hobbies están
relacionados con la pasión.
![]() |
La Hoz entrega "Donde Nada (H)era" a Sergi Bebel |
Yo no sabía nada de esto sino hasta los doce
años. Sin embargo, el teatro estuvo muy arraigado en los pueblos. No solo en la
capital. Todos los pueblos tenían dos o tres grupos de aficionados. Sea en
parroquias, centros sociales, cooperativas. Tú veías teatro en la
semiclandestinidad. Para mí aquello era una pasión y no una opción de vida. Al encontrarme con Sanchis aquello que yo
consideraba una pequeña pasión ahora era objeto de estudio universitario. Se
produce una ola de teatro generada por Sanchis y dos profesores más: Jordi
Castellano y Manuel Aznar. Me anoto enseguida y sin dame cuenta soy miembro
fundador de esa movida. Una explosión de creatividad. Sanchis nos ayuda.
La dirección y la autoría aparecen
simultáneamente. La autoría siendo alumno de Sanchis y aplicando toda su teoría
a la escritura. Por otro lado, accedí a otras técnicas por medio de un profesor
del OuLiPo, un importantísimo grupo de autores de los años 60 capitaneados por
Georges Perec y Raymond Queneau. Los OuLiPo eran vanguardia total. Su escritura
conecta la física con la matemática y está desconectada del realismo. De pronto, junto esos dos mundos: el de la
escritura a través de los ejercicios oulipianos y el de la teatralidad de
Sanchis. Recuerdo, además, que cuando comienzo a escribir, mis compañeros me
piden que deje el escenario y baje a decirles lo que tienen que hacer. Me
sorprendí. Me sentí ofendido porque no me dejaron actuar. Así comenzó todo.
La Hoz: ¡A
mí me pasó algo parecido! Es ahí, cuando decides hacer “Minimal Show” y Sanchis
pone a tu disposición su grupo de trabajo…
Belbel: Yo recuerdo que era un alumno de
tantos. Eran clases teóricas y no un taller. Encontraba las clases de Sanchis
de un nivel tan elevado que pensaba que las tendría que suspender. Mi
percepción del teatro es que era para vivirlo. Para hacer una apreciación
surgida de la experiencia de ser espectador o para hacer las tradicionales
pastorelas. Pero, yo qué iba a saber de la semiótica
teatral, de la tragedia y demás cosas. Salía abrumado. Después de un tiempo
gané el Premio Marqués de Bradomín… Y yo, hasta ese momento, no había cruzado
palabras con Sanchis. En la primera entrevista que me hicieron me llamaban el
autor. Palabra que me quedaba gigante y yo era solo un estudiante.
Me preguntaron sobre mi formación teatral y
solo se me ocurrió decir: Soy alumno de
Sanchis Sinisterra. Recuerdo a Sanchis entrar en la clase con un periódico
en la mano y preguntar: ¿Quién es Sergi
Belbel? Entre uno de tantos, dije: ¡Yo!
Al final de la clase por favor quédate a hablar conmigo, me dijo. Al cabo de pocos meses me invitó a tomar sus
talleres y laboratorios. “Tengo un alumno
en el Instituto del Teatro que tiene un tipo de ejercicios y me ha recordado a
ti. Os voy a juntar a los dos y les voy a dar la oportunidad de hacer un
espectáculo con la infraestructura de la universidad”, dijo Sanchis.
Aquello nos cambió la vida.
La Hoz: Es
una conmovedora anécdota que refleja la nobleza y sabiduría del gran Sanchis
Sinisterra…
Belbel: Sí, y la generosidad de un maestro que
te abruma. Que te ofrezca su grupo. Uno se siente como una hormiguita delante
de un elefante. Poco después Sanchis viajó a Colombia. Se quedó allí como unos
seis meses y cuando regresó nos dijo: Nosotros
que tenemos espacio y dinero, no sabemos gestionar todo esto. Vengo de un sitio
en que cualquier cosa la convierten en un teatro. En cualquier momento.
Y le dice a su colaborador Luis Miguel: Tenemos que abrir un teatro. Y los que
estuvimos allí inauguramos La Sala Beckett. Aquello cambió nuestro concepto de
laboratorio y de teatro. Enseguida las administraciones se dieron cuenta de que
no podían dar la espalda a ese proyecto.
López Rentería:
¿Cuál fue el cambio concreto que hizo que las autoridades les presten atención?
Belbel: Lo que sucede alrededor de Sanchis y
de La Sala Beckett es una de las primeras patas de lo que ponto sería La nueva dramaturgia Catalana. El resurgir del autor catalán. La búsqueda de
nuevos lenguajes. Recordemos que hubo un corte provocado por el franquismo en
una tradición que se había hecho muy vieja y que había llevado a un pequeño
laberinto sin salida del que sobreviviría un solo autor: Benet i Jorden.
Benet se queda muy solo, pero al ver todo
este movimiento se da cuenta que existía tierra fértil. El teatro de los 60, 70
y primeros años de los 80 era básicamente teatro
de compañía y se pronosticaba la muerte del autor. Del autor antiguo. Del
autor que desde su torre de marfil –su escritorio y su secretaría y su
despachito– escribe para una realidad que no corresponde al tiempo y sus
necesidades.
Pero esta decadencia del autor no sucedía
solo en España y Cataluña. Bernard Marie
Koltés en los años 80 es el autor que resurge, que renueva la literatura
dramática desde otro punto de vista. Haciendo un corte respecto de los autores
que le preceden.
La Hoz: Yo
recuerdo, que una de las cosas que hablamos con Sanchis cuando estuvo en el
Perú, era que él sentía en Latinoamérica el futuro del teatro. ¿Cuál es tu
percepción al respecto?
Belbel: Recuerdo que cuando él regresaba de
cada viaje era como de haber vivido experiencias únicas y nos las contaba con
mucho entusiasmo. Yo tuve la fortuna de entrar después en una rueda de
escribir/dirigir. Al ser “director” (aunque yo la figura del director la ponga en
crisis desde el punto de vista de la autoría) entré en una vorágine de mucho
trabajo.
![]() |
Sergi Bebel estuvo en Sala de Parto 2016 |
Al estar apegado a los espectáculos no podía
dejarlos por tres semanas. Es que, no voy a viajar por dos días. Si lo voy a
hacer, tiene que ser una temporada. Entonces pensaba: Qué rabia, qué rabia, qué rabia no poder ir a Latinoamérica a vivir
esas experiencias. Cuando ya estaba un poco más desahogado, me cae La Dirección
del Teatro Nacional de Cataluña… Y eso sí que es una esclavitud como dios manda.
Han sido ocho años de mi vida y en todo ese
tiempo pensaba: Se van a olvidar de mí.
Yo sé que el teatro es celoso. O era autor y me dedicaba a viajar por todos los
teatros donde estaban mis obras. O era director y tenía que estar con las
compañías que dirigía.
López Rentería:
¿En qué momento cambió esa situación?
Belbel: Y de repente, la burocracia se
impregna en tu trabajo. Tenía que gestionar presupuestos y yo no estaba
preparado para eso. En una situación de bonanza, se puede. Pero, cuando empieza
la crisis se vuelve muy difícil de gestionar. Durante ese tiempo pensaba que
iba a terminar sin conocer Latinoamérica.
La sorpresa fue cuando saliendo de la
dirección del Teatro Nacional comienzan a llamarme. Ya llevo cinco viajes en
tres años y espero que haya muchos más. Mis hijos son mayores y están esperando
que me vaya de casa. Y aunque he tenido una relación tardía con Latinoamérica,
más vale tarde que nunca.
López Rentería:
¿Pero esto fue recién en el 2014?
Belbel: Empecé en 2013. Fui director hasta
junio del 2013 y en octubre empecé con un viaje corto a Buenos Aires. Al
siguiente año fue México y Chile. En 2015 estuve en Uruguay y este año en el Perú.
La Hoz: ¿Cómo
ves ahora tu experiencia con el Teatro Latinoamericano?
Belbel: ¡Increíble! En cada curso que doy veo
una ebullición constante. Específicamente en Perú he notado cosas extrañas. Que
la ebullición de la dramaturgia tiene como un peso encima. Un peso como de
impedimento. Es el peso que, por ejemplo, a un europeo occidental le cuesta
entender que todo esto sea una iniciativa privada. Creo que tendría que estar
aquí más tiempo para entender. El Festival Sala de Parto es un festival
privado. No entiendo cómo esto no es un programa del Gobierno. En mi concepto,
debería pertenecer al teatro público.
La Hoz: Recuerda
que tenemos Ministerio de Cultura hace solo seis años…
Belbel: Como europeo occidental, no acabo de
entender cómo no hay una política cultural que esté allí y además beneficiándose
de eso. Fui a ver “Collacocha” y solo tienen dos meses de temporada ¿Solo dos
meses? En una población como Lima, que tiene aproximadamente 10 millones de
habitantes, ese espectáculo tendría que estar como cinco años en cartelera.
Pero claro, las entradas cuestan 65 soles. ¿No
hay un programa para que pueda verlo la gente que no pueda pagar más de 15
soles? ¡Pues no lo hay! Un espectáculo de teatro en que el texto tiene zonas
ingenuas, pero está muy bien construido, y que además consigue emocionar al
espectador. No lo entiendo.
La Hoz:
Además, es un texto que tiene 60 años y evidencia tener vínculos con la
realidad actual…
Belbel: Sí, claro, es un pequeño clásico.
Tiene todos los ingredientes para ser un fenómeno teatral y lo ha sido, pero como
en chiquito.
La Hoz: En
nuestro caso, por ejemplo, como grupo de teatro autogestivo, somos nosotros
mismos los que subvencionamos nuestras actividades desde hace casi dos décadas.
Solemos hablar con los colegas para poder ver las obras que no podemos pagar. O
sea, la mayoría. Algunos son más receptivos y otros no lo entienden. Por esa
razón, en Casa EspacioLibre no
cobramos entrada. Hacemos las funciones con “entrada liberada y salida
solidaria”. Lo que ustedes llaman “taquilla inversa”. Para nosotros es un acto
político frente al sistema que privilegia a un sector de la sociedad y, por lo
tanto, es excluyente. Y ojo, no hablamos de barrios con bajos recursos.
Hablamos de un barrio que cada vez se pone más caro. Hablamos de Barranco.
Belbel: Para mí es algo raro. Allá, en los
colegios públicos, es casi obligatorio ir al teatro. Y claro, después los
alumnos pueden escoger y decir esto no me interesa. Pero, como mínimo, tienen
el acceso y luego ellos libremente eligen. Estos programas han generado una renovación de
la edad de espectador. Imagínate, si tú “obligas” al niño a ver teatro con que
haya diez por clase a quienes les guste la experiencia, ya ganaste. Ellos son el público del futuro. Yo veo una gran ebullición desde el punto de
vista creativo o dramatúrgico. De los 16 alumnos que he tenido durante estos
seis días, los 16 son autores en potencia. O sea, se puede conseguir con
algunos de ellos una repercusión, porque son escrituras con personalidad,
potencia, fineza y calidad.
La Hoz: Hace
un momento hablábamos de una de las obras ganadoras de Sala de Parto que generó
polémica en la lectura porque hablaba de “terrorismo de Estado”. ¿Crees que los
nuevos autores sientan que hay cosas de las que aún no se puede hablar? ¿Podría
ser censura o autocensura o miedo?
Belbel: He detectado algo que no sé cómo
explicar. Quizá tenga que ver con que los autores tampoco saben cómo hacerlo. Esto
es delicado y lo estoy procesando. Ayer estuve bastante impactado viendo una de
las obras que es absolutamente metafórica y de mucha calidad. Pero, pensé: ¿Seguro que necesitáis eso? ¡Creo que
no!
López Rentería:
¿Falta que sea “urgente”?
Belbel: No tanto urgente. Entiendo muy bien lo
que quiere explicarme. Pero creo que en la forma que escoge veo una pequeña
disociación entre lo que quiere comunicar y la forma para comunicarlo. Eso
particularmente vi en una de las obras –y perdonen que cite ejemplos– la de
Jorge Robinet.
Lo que sucede allí es que es más fuerte lo
que quiere comunicar que la manera de comunicarlo y esto no puede ser. Yo no
puedo recibir un mensaje con una dosis de provocación muy alta y, además, muy
lícita –porque entiendo a la zona a la que me quiere llevar– pero los
mecanismos dramatúrgicos que utiliza son como del teatro del siglo XVIII.
Y se lo dije a Robinet: Es como si Tarantino me explicara Kill Bill rodado a lo John Ford. No
utilices un lenguaje decimonónico para explicar algo del siglo XXI. Tienes 24
años. Rompe. Hay como un miedo, no sé. Además es una obra sobre
canibalismo. Hay homosexualidad y se trataba como ¡Ay, te chuparía la polla! Entre risas temerosas. Oye, que sea de
verdad. Que lo diga apasionadamente sin tratar de ser simpático. Se trata de
decir las cosas de verdad. Y este muchacho tiene 24, no 82 años.
La Hoz: Yo
también creo que hay un moralismo y una autocensura de la que no nos atrevemos
a salir. Es interesante que tú lo observes. Porque en las estructuras
dramáticas que tú construyes hay una saludable conjunción de violencia, de
frontalidad, de ruptura de los tabúes y, además, un humor muy natural. Y acá
pareciese, más bien, que el humor suaviza los temas. Los camufla en lugar de
resaltar con rabia eso que se quiere denunciar o, por lo menos, comunicar.
Belbel: Exacto. Pero está allí. El problema es
si no se tuviera. Es una pequeña disociación. El uso de la metáfora funciona
para encubrir algo cuando corresponde. Por ejemplo, durante el franquismo “El
tragaluz”, obra de Buero Vallejo, es una obra metafórica que cuenta la historia
de los perdedores: de los republicanos que perdieron. ![]() |
Diego La Hoz, Sergi Bebel y Karlos López Rentería |
Pero en un momento donde supuestamente no hay
represión, se trata de salir y explotar. Y aquí lo veo más que latente. Visible.
En la superficie. Pareciera que la autocensura se convierte en ese agente
externo que no permite que explote.
La Hoz: Por
ejemplo, nos pasó en nuestros viajes a Argentina. Ahí vimos con mucha claridad
el ejercicio de la metaforización de las cosas que tuvieron que esconder
durante tantos años. Para bien y para mal se ha generado una figura dramática
anti-realista deliciosa, muy poética y por momentos muy visceral. Sin duda, puede
cansar un poco. Pero existe la defensa de un discurso colectivo basado en la impotencia
y la rabia que encuentras en muchos textos argentinos. Es muy interesante ese
proceso de consolidación.
Belbel: Es así. Argentina es otro mundo. Pero
ya te digo, con calidad, energía, ganas y juventud se puede lograr un camino
firme y revelador. Les toca analizar cómo se podrían realizar las rupturas que
hicieran explotar todo aquello que está latente. Desde mi punto de vista, debe
ir acompañado de una realidad escénica en que todos estos autores puedan
estrenar sus obras con miradas renovadas. De lo contrario, va a ser muy
difícil.
La Hoz: ¡Hay
una dicotomía de realidades escénicas! La pregunta sería ¿Quién va a dirigir
luego a estos nuevos autores? Sucede que muchas veces van a montar sus obras
con estructuras o formas tradicionales que los terminan matando.
Belbel: Tú eres un director que escribe. Yo
soy un autor que dirige. En cualquier caso, la dirección va de la mano con la
escritura. Teathermacher es una
palabra alemana que no tiene traducción, pero es algo así como hacedor de teatro. Ellos lo juntan todo
y hacen una palabra. Es algo así.
Estos muchachos han sido dirigidos y yo les
recomendé que empiecen a romper con esta división. Que ellos asuman sus
creaciones desde el punto de vista escénico porque un autor alejado del
escenario siempre está expuesto a la crisis. A desconectarse de su realidad. El
autor tiene que estar al pie del escenario. La relación con los actores es
básica.
La Hoz: ¿Se
puede hablar de un nuevo realismo en el teatro?
Belbel: Es que yo no sé qué “ismo” le pondría.
De lo que sí hablaría es de un apego a la realidad. Es decir, es muy bonito ver
la conciencia social de la nueva dramaturgia, pero yo lo veo más en un sentido
shakesperiano. Es decir, la asunción de que el pasado es materia dramática para
explicar el presente. Viendo obras como “Desertor” o “Collacocha”.
Por ejemplo, Isabel I no es un personaje de
sus obras y son todas sus obras. Está en todas sus obras y ella no aparece como
tal. La política de su momento está presente sin que él cite nunca su presente.
Pero, específicamente en el Perú, he visto que algo que une todas las obras es
la conciencia político-social del poder del teatro y de la necesidad de la
memoria.
La Hoz: Ahora
estoy escribiendo algunos artículos sobre memoria. Porque, más bien, creo y me
inquieta que el tema de la reivindicación de la memoria está más bien aportando
a una oportuna organización del olvido.
Belbel: Eso es terrible y muy cierto.
La Hoz: Siento
que Latinoamérica está siendo golpeada por ese lado...
Belbel: Con más razón hay que luchar. Es
necesario meter el dedo en la llaga. Hay que hacerlo porque es allí cuando el
teatro realmente encuentra su auténtica función. El espectador lo sabe. El
espectador lo espera.
Entrevista: DIEGO
LA HOZ / KARLOS LÓPEZ RENTERÍA
Fotografías: Archivo Espacio Libre
Colaboración para Crítica Teatral Sanmarquina
Fotografías: Archivo Espacio Libre
Comentarios
Publicar un comentario