HOMBRE DESNUDO O LA MASCULINIDAD QUE DANZA

Sobre “EXHUMACIÓN”

El festival Sótano 2 que organiza el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, ya en su tercera versión, surge con la idea de mostrar nuevas propuestas escénicas, sumar nuevos nombres, exponer nuevos lenguajes, la investigación, la interdisciplinariedad; abrir nuevas puertas, pensar y repensar las artes para darle larga vida y vigencia ante el respetable.
Ricardo Delgado y Augusto Montero
en "Exhumación"
Podría resultar un espacio de recreación, de modas, de regodeos, pero entre esas posibilidades también encontramos de lo otro: la rigurosidad, procesos que se siguen desarrollando, espacios para compartir, aprender y mostrar. La primera pieza escénica que abre el festival viene de la mano del reconocido y clásico –en estos eventos–, Miguel Rubio, director del grupo Yuyachkani.
Rubio conjuga esfuerzos con Ángel Demonio, colectivo escénico relativamente joven, para traernos “Exhumación”, pieza que sale del territorio del teatro de la memoria del cual Rubio es uno de sus exponentes más destacados, para adentrarse en una exploración más personal de la masculinidad y lo que ello implica haciendo uso de lenguajes y elementos que forman parte de la trayectoria del director. El espacio puede dar paso  a un diálogo intergeneracional, a ir más allá de las propuestas centrípetas, para enriquecer mediante la interacción centrífuga a la comunidad escénica nacional. Somos partícipes de una transición hacia una apertura con propuestas menos elaboradas (estructuradas), pero más personales y arriesgadas.
Como toda transición tiene aciertos, desaciertos, altibajos, brillos y oscuridades. Ángel Demonio, surgido a finales de los noventa como un grupo de teatro formado por Ricardo Delgado y Alberick García. Luego de su propia metamorfosis, los tiempos y los procesos de sus miembros; logra autodefinirse como un colectivo artístico que investiga y propone.
Su trabajo más reciente es “Curandero, limpia escénica”, performance que muestra un lenguaje exploratorio de universos locales y lenguajes híbridos. Actuaba Augusto Montero bajo la Dirección de Ricardo Delgado. Esta vez, “Exhumación” reúne a Delgado y Montero en la performance de un contrapunto que surge a partir de los Shapish, danza guerrera que se realiza durante la Fiesta de la Cruz de Mayo en la provincia de Chupaca, Junín.
La propuesta es dirigida por Miguel Rubio
Esta danza festiva es el marco en el cual se desarrolla las indagaciones sobre el ser hombre y la masculinidad desde una experiencia personal y colectiva que se ve enriquecida por los lenguajes usados, cuyas raíces locales vienen de la fiesta, la representación al aire libre y el ritual. Desde lo global, bebe de la celebración, la vanguardia de principios del siglo XX, el diálogo con otras disciplinas y fenómenos sociales.
En un momento de conflicto frente al papel de los hombres y las mujeres en las nuevas sociedades, las construcciones de lo femenino y masculino de cara al presente y futuro; “Exhumación” presenta una expiación del universo de los hombres y sus papeles frente a una masculinidad en crisis. Uno de los aspectos rescatables de la propuesta es que partimos de la historia de dos bailarines (no es “Billy Elliot”) del folklore nacional, de una danza que, quizá, muchos no conocíamos o conocíamos superficialmente, para hablarnos de la historia de estos hombres, de muchos hombres; de lo que la sociedad exige de ellos, de su sentir (aún velado) y de la síntesis de este proceso que aún está por ser descubierto.
La puesta escénica crea varios espacios: el escenario de los actores que es variable; y el del público que los rodea que forma así mismo el escenario (pues se encuentran dentro del escenario principal) y son otro punto visible para el espectador tradicional que se sienta en una butaca frente a la cuarta pared. No sé si esta estructura escénica se mantendrá o es parte de la integración al espacio del centro cultural.
Esta espacialidad permite una interacción interesante entre actores y públicos (uno que lo rodea y otro que lo mira de forma frontal) a través de acciones propias de la fiesta, la confraternidad y el involucramiento en el espacio privado de estos sujetos escénicos que puede ser un baño o un canchón que los guarece después o antes de la fiesta.
"Exhumación" en el Festival Sótano 2
Luego aparece en escena este personaje sacralizado (nos recuerda al “Santiago” de otra puesta de Rubio) y que está desmembrado. Solo se muestran las manos, los pies y la cabeza; como un recuerdo del mito del Inkarri (este inca que es desmembrado y su pueblo busca sus partes) o la muestra de este hombre, sujeto social que está a la búsqueda de sus partes para completarse: su corazón, su torso, su sexo.
Pies y manos quedan aprisionados en este muro de los lamentos (constructos sociales, lingüísticos e históricos) como quien parece no poder salir, ser libre, seguir caminando.
Las botas que cargan estos hombres al final son colgadas de esta cruz como signo muy popular en los barrios para señalar espacios peligrosos. Todos estos materiales escénicos forman parte de esta primera etapa de resultado exploratorio, de estímulo para un espectador acostumbrado a ello.
Esta primera etapa recrea sus propias ideas sobre la temática planteada, toma rumbos, atajos y caminos de lectura. No hay una dramaturgia o estructura unidireccional, sino que tiende a ser multidireccional, circular y espiral en ambos sentidos; sin por ello desmerecer el producto final. Los momentos paralelos de textualidad yuxtapuesta (elementos literarios, corporales  y dramáticos) a veces no terminan de cerrar un significado; tal vez como un signo de la sobre estimulación en la que se vive y de la superficialidad de las esencias.

FICHA DE LA OBRA
“Exhumación” / Angel Demonio Colectivo Escénico
Dirección: Miguel Rubio
Elenco: Ricardo Delgado y Augusto Montero
Más informes en Festival Sótano 2

DAISY SÁNCHEZ BRAVO
Crítica Teatral Sanmarquina

Comentarios

Entradas populares