“Un día de Abril cuando Dios estuvo ausente”
Elenco:
Comunidad de Teatro Católico - El Taller del Orfebre (Callao)
Autores: Willy Ernesto Pérez Lavado
Actores:
Brenda Villafana, Camila Panta Pérez, Víctor Elmer Orejuela Pérez, Giomar
Ignacio Tinoco, Javier Panta Pérez, Arumi Nayeli Fiestas Pérez, Joel Fiestas
Pérez.
Sexto
Festival de Teatro Aficionado
Sábado
18 de agosto de 2012
Como si fuera una
tradición, el elenco Comunidad de Teatro Católico - El Taller del Orfebre ha venido
participando en el Festival de Teatro Aficionado. Esta vez presentaron “Un día
de Abril cuando Dios estuvo ausente”, obra escrita y dirigida por Willy Ernesto
Pérez Lavado. La puesta inició con una coreografía desorganizada e incoherente,
algo alejada al título de la obra, lo que causó cierta confusión y creo que no
fui la única con esa sensación.
Se evidenció falta de
ensayo, escasa fluidez a la hora de decir los textos, porque hubo momentos en los
que los pequeños actores no recordaban la letra. Sin embargo, la obra continuó
entre frases entrecortadas y coreografías desorganizas que no tuvieron el impacto
esperado, a pesar de que el espectador respetuoso siguió la puesta de principio
a fin, con la esperanza de engancharse con el mensaje. Puedo rescatar que la
obra se enfoca en la Humanidad, que Dios está molesto porque el hombre incurre
en faltas graves (de moral y falta de fe), por lo que ha decidido ausentarse.
Sólo un ángel le
suplica que no se aleje porque Él es importante y trata de convencerlo hasta el
final del montaje. Este argumento fue escrito por Pérez, quien es profesor de las
asignaturas Educación por el Arte y Religión en el Colegio particular “San
José” del Callao y hace algunos años actuó en “La Vida de César Vallejo”, obra
presentada por el Taller de Literatura del Centro Cultural Ricardo Palma de Miraflores.
Ahora bien, Rosa Lasarte,
actriz egresada del TUC, estuvo a cargo de la asesoría, y sugirió al director
que es mejor trabajar una obra hecha, cuando se es principiante, en lugar de una
nueva. Mencionó la falta de ensayo, fuerza para la coreografía, y que el tipo
de música y el mensaje de la obra no fueron acordes porque carecían de humildad
y sencillez. “No había un principio, un medio, un fin”, cuestionó Lasarte y finalizó
remarcando que “el camino en el teatro es largo y, poco a poco, se debe crecer”.
Cronista:
LUISA RIVAS ALVARADO
Crítica
Teatral Sanmarquina
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