Crisis de normalidad
“Toc toc” es una gratísima comedia que describe la difícil convivencia en un mundo de manías y obsesiones. El texto escrito por el francés Laurent Baffie (Montreuil, 1958) y estrenada en 2005 es un agudo diagnóstico para quienes intentan encajar en una sociedad prejuiciosa, aunque se jacte de ‘perfecta’. Juan Carlos Fisher, “un outisder”, como él mismo se describe en el programa de mano, adapta –junto a Rómulo Assereto– y dirige esta puesta sin mayores inconvenientes.
El resultado es una divertida e ingeniosa revisión de trastornos psicológicos, algunos más comunes que otros, que, rara vez, notamos… hasta que alguien más aparece. En “Toc toc” seis personas han coincidido en un consultorio, su última esperanza, quizá, para curar sus extrañas fobias y compulsiones. Aunque reacios en un principio, cada uno de ellos irá contando el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que lo aqueja, mientras aguardan al doctor. Es así que Fred (Alfonso Santistevan) sufre del Síndrome de Tourette y no puede dejar de lanzar lisuras; Camilo (Renzo Schuller, en un papel bien resuelto física y mentalmente), quien está fascinado por los cálculos o la aritmomanía; y María (Wendy Ramos), mujer que no resiste la manía de revisar su cartera una y otra vez.
Luego llegan a la consulta, Lili (Gianella Neyra en una paranoica faceta), a quien desquician los lugares poco aseados, Ana (Melania Urbina en un divertido rol), una chica que suele repetir sus frases –sin importar su extensión o dificultad–; y Otto (Bruno Ascenzo), un joven obsesionado por la simetría e incapaz de pisar las rayas en el suelo. A simple vista, resulta difícil no sentirse identificado con alguno de estos personajes, lo que es un factor gravitante en una puesta de un solo acto y poco más de dos horas.
Sin embargo, existen dos claves más en escena: la ausencia de valoraciones y juicios (ninguno de los protagonistas tiende a juzgarse entre sí) y un inteligente manejo de la intriga. Este recurso, utilizado perfectamente en obras como “El método Gronhölm”, del catalán Jordi Galcerán, exhibida en el Teatro La Plaza ISIL (2009); aparece en “Toc toc” a modo de pistas y señuelos eficaces que intentan explicar la prolongada ausencia del doctor. Con estos elementos, la acción no decae, a pesar de los repetitivos gags y las esperadas reacciones de los personajes.
Así, logra desarrollarse la cohesión de los pacientes en un consultorio de una estética muy realista, pero no, por eso, más funcional. Suceden en ella los pasajes de comedia y la infructuosa convivencia, escenificada con una inolvidable partida de Monopolio. Pero, más allá de esta graciosa lista de cuadros clínicos, “Toc toc” (el reciente proyecto de Los Productores) es un ineludible –e incómodo– reflejo de los prejuicios sociales. Aquellos que no aceptan el ser diferente como una opción y abogan por seguir los mismos ‘criterios’ de normalidad.
Ficha
técnica
“Toc toc”, de Laurent Baffie
Versión española de Julián Quintanilla
Dirige: Juan Carlos Fisher
Adaptación: Juan Carlos Fisher y Rómulo
Assereto.
Actúan: Alfonso Santistevan, Renzo Schuller,
Wendy Ramos, Gianella Neyra, Melania Urbina, Bruno Ascenzo, Melissa Giorgio.
Lugar: Teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca
Nacional del Perú (Av. De la Poesía 160, San Borja).
La temporada acaba el 20 de agosto.
EDER GUARDA
Crítica Teatral Sanmarquina
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