“El más extraño idilio” (adaptación)
Elenco:
Escuela de Arte Patricia Serra (Chaclacayo)
Sexto
Festival de Teatro Aficionado
Sábado
11 de agosto 2012
Entre la mixtura de montajes y grupos teatrales reunidos
en el sexto Festival de Teatro Aficionado, hay quienes apuestan por un elenco
maduro; otros, por jóvenes, adolescentes, y otros, por niños. Precisamente, la
Escuela de Arte Patricia Serra nos mostró un elenco de pequeños y con grandes
aspiraciones que presentó “El más extraño Idilio”, una adaptación de una obra
de Tennessee Williams.
Su elenco estuvo conformado por los niños Dasha Tello
Falcón (El Hombrecillo), Camila Colonia Medina (La Gatita), Antonella Tupa (La
Patrona) y Alexander Poncel (El Anciano), todos ellos bajo la dirección de
Patricia Serra. Durante la puesta fue interesante ver la soltura de cada uno de
ellos, que siendo aún pequeños (Dasha, Antonella, Camila), demostraron el
talento y la identificación con su personaje. A pesar del bajo volumen de sus
vocecitas, pusieron todo su esfuerzo y ganas de actuar en el escenario.
El asesor Manuel Rojas Vargas, director de teatro
egresado de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica (TUC), se dio un
tiempo para platicar con el elenco. Con 25 años en el mundo del teatro, Patricia
Serra, directora de la escuela que impulsa el de arte en Chaclacayo, comenta
que la pasión por las artes escénicas varía entre sus alumnos. Hay quienes lo viven
de una forma que se ve reflejado en buenas actuaciones, otros buscan mejorar
ciertas destrezas sociales y hay quienes simplemente desean darse un respiro
del colegio.
Serra
ha hecho codirección y coactuación, junto a José Carlos Izquierdo para “Háblame
como la lluvia y déjame escuchar”, obra presentada en el ICPNA de Lima y el
Gran Teatro de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Se inclina por el
sistema de Konstantín Stanislavski, ya que trabaja la memoria emotiva,
profundiza en los sentimientos del ser humano y en los personajes conflictivos.
La directora seleccionó la obra “El más extraño idilio” de un libro de obras
cortas, que ella posee y que por cuestiones prácticas y de admiración por Tennessee
Williams escogió.
La inclusión del elenco a la Escuela de Teatro oscila
entre dos a ocho meses, tiempo que permitió prepararlos para esta obra. Pero, ¿por
qué trabajar una obra con chicos que aún no han vivido situaciones lejanamente
parecidas a esos personajes? “Porque me gustan los retos, me gusta mucho
retarme a mí misma y retar a los demás. Me gusta que los niños tengan esa
posibilidad de crecer a través de la escena y que descubran nuevas cosas, que descubran
dentro de ellos que también pueden manejar contradicciones”, responde Serra.
Sin embargo el asesor discrepa con que una obra de esta
naturaleza haya sido trabajada por niños. “Ellos no van a alcanzar la
complejidad de los personajes, puesto que aún no han vivido casi nada de lo
reflejado. Es un reto sí, pero muy atrevido, con el riesgo de que descubran
cosas antes de tiempo”. Al margen de este detalle, Rojas Vargas destacó “el difícil
y meritorio trabajo desplegado con niños” y rescató que cada personaje tuviera una
acción clara en el escenario.
La Gatita, por ejemplo, brindó frescura a la puesta, La Patrona
reveló talento (aunque su desplazamiento por el escenario debió ser más
complejo, como si se sintiera dueña del espacio), El Hombrecillo expuso
compromiso y concentración con su personaje, El Anciano fue un personaje con
cierta solidez. Como recomendación sugirió mejorar el volumen de la voz, ya que
costó mucho entender la obra y, en lo posible, tratar de no olvidar el texto. Finalmente,
sugirió una ambientación más integrada a la puesta.
Cronista:
LUISA RIVAS ALVARADO
Crítica
Teatral Sanmarquina
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