“El amor de Don Perlimplín con Beliza en su jardín”

Elenco: Grupo de Arte La Oveja Negra (Rímac)
Autor: Federico García Lorca, adaptada por Giovani Vargas
Sexto Festival de Teatro Aficionado
Domingo 5 de agosto de 2012

En este segundo día el grupo de Arte La Oveja Negra (algunos de sus integrantes también han aparecido en una obra anterior) ha presentado “El amor de Don Perlimplín con Beliza en su jardín”, obra del poeta, dramaturgo y escritor español Federico García Lorca, en una adaptación de Giovani Vargas, quien pertenece a este grupo teatral.
La obra trata de un anciano llamado Perlimplín que vive únicamente con Marcolfa, su ama de llaves de toda la vida. Un día ellos acuerdan que Perlimplín se case con Beliza, una joven muy bella, aunque ninguno de los dos quiere que sea así. Sin embargo, conversan con la mamá de Beliza y acuerdan el matrimonio. Perlimplín se llega a enamorar de Beliza el día en que la ve vistiéndose para la boda. La primera noche de bodas, Beliza le es infiel al anciano, pero luego ella se enamora de un misterioso hombre que nadie conoce. Al final se devela que el caballero misterioso era el mismo Perlimplín.
Como se acostumbra, después de ver la puesta, Francisco Echeandía brindó una apreciación crítica y las pautas necesarias para reforzar los futuros trabajos que realicen. Comenzó felicitando al grupo por llevar a escena la obra de un dramaturgo reconocido como Federico García Lorca. Con respecto al dominio del escenario, comentó que hay que ajustar varios detalles. Por ejemplo, hay que tomar en cuenta de que el texto y la voz de los actores no deben perderse ya que así el público no terminaría de entender la obra.
Por ello hay que tener en cuenta y reconocer el espacio donde se trabajará. Es necesario definir acciones concretas dentro de la puesta y lo se quiere lograr con cada personaje: qué es lo que necesitan transmitir en cada acto y cuál es la función de cada uno. Acerca de la distribución de utilería dentro del escenario, sugirió mantener la equidad de los objetos que se van moviendo para el cambio de cada escena. A los actores, les dijo que deben jugar más con los espacios y no presentarse de forma tan lineal y mantener su personaje dentro de la obra, considerando que los espectadores pueden ver todo lo que ellos pueden pasar por alto.
Un punto sobre el que trabajar es la concordancia en la caracterización de los personajes. Al ser una farsa, los actores no deben salir muy naturales por el contrario, deben estar fuertemente caracterizados e, incluso, caricaturizados. Además, durante el montaje, predominó una música agradable, pero melancólica, lo que opacaba el tono de la obra y, en ocasiones, contradecía ciertas afirmaciones de los personajes. Por su parte, el director comentó que había un cierto temor en recortar la obra o sintetizarla a sólo treinta o cuarenta minutos, y explicó las dificultades de actuar –él encarnaba a Don Perlimplín– y dirigir a la vez. Finalmente, él y sus actores agradecieron los consejos y la asesoría de Echeandía.

Cronista: BERTHA ÁVILA PELÁEZ
Crítica Teatral Sanmarquina

Comentarios

Entradas populares